Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

domingo, 1 de marzo de 2009

México mestizo

Para aquellos que estén cómodamente convencidos de que nuestro país mestizo es sólo la mezcla de dos razas: española y azteca (como si todos los pueblos indígenas hubieran sido iguales), podría sorprenderles la imagen de un México colonial en el que la minoría española era la dominante, la que usufructuaba los recursos de la colonia; que después del desastre poblacional del siglo XVI en que la población indígena se redujo dramáticamente, y que por lo tanto, el mosaico de colores era llamativo para viajeros como el italiano Gemelli Carrieri, quien refiere un curioso hecho que demuestra la presencia de una nutrida, o por lo menos representativa, colonia de filipinos en México. Durante su estancia en la ciudad de México, en 1697, presenció las celebraciones de semana santa y entre éstas varias procesiones organizadas por las comunidades religiosas, algunas compuestas por los indios y otras por los propios frailes. Una de ellas, de los padres de San Francisco, era llamada la procesión de los chinos, por estar integrada por indios filipinos. En aquella ocasión, los contingentes se enfrascaron en una disputa sobre la precedencia de cada uno, “de modo que se dieron con las mazas y con las cruces en las espaldas de tal manera que muchos quedaron heridos(1)   


La amalgama de colores y costumbres se dió por razones económicas, como la disminución de la población india, que fue sustituida en las minas por mano de obra traída principalmente de Africa. Por la vía del Pacífico también llegaron en cantidades menores individuos asiáticos, algunos en calidad de esclavos, forzados, o simplemente sirvientes vitalicios que se quedaron en México. Sin embargo es difícil establecer series estadísticas de migraciones asiáticas, a la manera en que lo hizo  Gonzálo Aguirre Beltrán en el caso de los negros, porque el traslado de los asiáticos era en gran medida ilegal y a cuentagotas. Varios de los filipinos que se quedaron en México lo hicieron sin embargo de manera legal y aprovecharon las ventajas de la legislación colonial que les daba la libertad.

En las próximas entradas se hará énfasis en el proceso de adaptación de los migrantes asiáticos y sus aportaciones al medio cultural mexicano.
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[1] Giovanni Francesco Gemelli Carrieri, Viaje a la Nueva España, México, ed. UNAM, 1976. p. 73-74.

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