En el centro de la Ciudad de México, al norte de la Alameda, se localiza un elegante edificio que actualmente funciona como hotel. En otros tiempos fue la sede del Hospicio de Santo Tomás de Villanueva de la Provincia de las Filipinas, ubicado en avenida Hidalgo, casi esquina con avenida Reforma.
En la fachada del edificio está inscrito el año 1780 como fecha de su construcción. Este fue el albergue para misioneros “filipinos”, provenientes de Europa o del interior de la Nueva España, destinados al Oriente. Sin embargo la historia de ese monumento tuvo sus orígenes muchos años antes, en el siglo XVI, cuando los agustinos se establecieron en la ciudad de México el 7 de junio de 1533, siendo Provincial en España Fray Tomás de Villanueva, quien dirigía la orden desde Castilla. Este personaje cumplió un importante papel en la expansión de la orden en América en los primeros años posteriores a la conquista. Fue teólogo en Salamanca, predicador en Burgos y Valladolid y consejero de los reyes Carlos Qunto y Felipe Segundo.
En 1592, la Provincia de México se separó de la española, bajo la advocación del Santísimo Nombre de Jesús. En la segunda mitad del siglo XVI los agustinos extendieron su labor misionera por diversos rumbos del país, entre otros, en la Huasteca, luego en Michoacán, con sede en Tiripetío, y por extensas zonas hasta Zacatecas. Debido al éxito logrado en la región habitada por los Purépechas, en 1602 se estableció de manera independiente la provincia de Michoacán, bajo la advocación de San Nicolás Tolentino.
El papel de esa orden religiosa en la conquista espiritual de Filipinas fue muy relevante, como lo confirma el hecho de que un fraile agustino avecindado en México, como Andrés de Urdaneta, fuera nombrado capitán en la expadición de Miguel López de Legazpi, en 1656, destinada a encontrar la ruta de regreso de Filipinas a México, llamada la Tornavuelta.
Poco después de aquella portentosa expedición, se estableció en México la Provincia de Filipinas de la Orden de San Agustín el 7 de marzo de 1575. La provincia agustina de México contribuyó de manera constante con recursos y misioneros para la evangelización en Filipinas. El provincial de la orden, Fray Diego de Herrera, realizó muchos esfuerzos para llevar misioneros a las islas, pero los peligros del viaje y el poco interés de los jóvenes, dificultaron esa tarea. En noviembre de 1575 salieron de Acapulco rumbo a las Filipinas seis misioneros, incluyendo a Fray Diego de Herrera. Su misión fracasó al naufragar poco antes de su llegada a Filipinas.
El conflicto interno en las provincias agustinas obligó a tomar medidas drásticas hacia 1665, con la creación de un hospicio para mantener bajo control a los misioneros enviados desde España con rumbo a la Filipinas. El hospicio quedó establecido por el Consejo del Rey en 1689. Como podría esperarse, los más entusiastas promotores del hospicio fueron los criollos interesados en hacer cumplir la tarea de enviar misioneros a Filipinas y evitar su indebida permanencia en México.
En 1822, un año después de que se consumó la independencia de México, el gobierno incautó el hospicio y con la expulsión de los españoles en 1828 prácticamente concluyó su función.
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Pablo García Cisneros. El hospicio de Santo Tomás de Villanueva de la Provincia de las Filipinas. Edición del autor. México 1992.
Acerca de los agustinos:
http://es.wikipedia.org/wiki/Agustino
La orden agustina en México:
http://www.desdelafe.com.mx/index.php?option=content&task=view&id=750
Los agustinos en Filipinas:
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