El siglo XVII ha sido denominado como el Siglo de la Depresión[1], debido al catastrófico desplome de la población indígena y por consiguiente de la producción agrícola. También se le ha designado como el Período de la Integración[2], dado que esa profunda y prolongada crisis en todo el imperio español obligó a establecer las bases de una agricultura y un sistema comercial nacional en las colonias, basado en nuevas formas de propiedad agraria y del control de la mano de obra.
En aquel período de crisis se operó una transformación económica y cultural de largo plazo. Ante la disminución de mano de obra indígena y la consecuente escasez de grano se introdujeron al final del siglo XVI sistemas de abasto de granos a las ciudades y a las nuevas regiones mineras, como la Alhóndiga, para almacenar cereales y evitar la escasez, y el Pósito, un impuesto en especie con el mismo objetivo[3]. Estas medidas no resolvieron el problema de la carestía y la especulación con los alimentos, pues se sucedieron tumultos y saqueos en varios años posteriores, a lo largo del siglo barroco mexicano.
En el plano cultural se operaron otros cambios básicos, la formación de una cultura local, criolla, entre los españoles (el paso del gachupín al criollo); la parcial hispanización de los pueblos indígenas sometidos y la incorporación de otros grupos étnicos. Todo ello combinado permitió el enriquecimiento de la dieta nacional y el surgimiento de una nueva cultura culinaria que distingue al México criollo. Ante la escasez de trigo, los españoles se acostumbraron al maíz[4], a los sabores, condimentos y vegetales americanos, mientras que los indígenas adoptaron paulatinamente las carnes y condimentos de tipo europeo.
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(1) Woodrow Borah. El Siglo de la Depresión en Nueva España. Ed. Era, México, 1975, p 15. En el lapso de un siglo y medio, a partir de 1520, la población indígena del México central disminuyó de alrededor de 10 millones de personas a apenas 1 200 000 en 1690.
[2] Andre Gunder Frank. La agricultura mexicana: transformación del modo de producción, 1521 - 1630. Ed. Era, México, 1982. Explica el fenómeno de que, en medio de la crisis productiva del siglo XVI, o debido a ésta, se sentaron las bases de una agricultura y un sistema comercial nacional. Este ha sido un debate entre historiadores modernos por más de veinte años.
[3] Enrique Florescano, El abasto y la legislación de granos en el siglo XVI, en Historia Mexicana n. XIV, El Colegio de México, México, 1965.
(4) Solange Alberro, Del Gachupín al Criollo, o como los españoles de México dejaron de serlo. COLMEX, Jornadas 122, México, 1992, p. 55-99.
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