Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

viernes, 14 de julio de 2023

Una reflexión sobre la historia

El material de trabajo de los historiadores es el tiempo y la memoria.
 
Con la aparición y el acceso público a la Inteligencia Artificial (IA), en sitios como ChatGPT, es previsible que se multiplique la producción de textos automáticos, que facilitan a los estudiantes la redacción de materiales, pero que ofrecen un riesgo muy alto de repetir errores que circulan acríticamente en el internet. Es en este punto donde se descubre que el trabajo histórico humano requiere una gran disciplina, rigor metodológico y ética para escribir.
 
Acabo de leer un excelente texto de casi 10,000 palabras, elaborado por un querido profesor de la Universidad Nacional de Singapur en una especie de juego de espejos con IA. La clave es que mi amigo formuló decenas de preguntas muy específicas en el chat automatizador acerca de su obra como historiador. Las respuestas reflejan obviamente conceptos, textos y citas tomadas del trabajo de más de cuarenta años y casi una veintena de libros publicados que circulan en el internet. Con la ayuda de la Inteligencia Artificial, el texto ofrece una línea coherente de pensamiento de ese historiador y también contradicciones naturales en las que cualquier verdadero intelectual incurre a lo largo del tiempo, pues las concepciones se modifican, se precisan o cambian. En suma, el resultado es un recorrido por décadas de investigación y reflexión, que puede servir para que los alumnos o nuevos lectores se familiaricen con esta línea de trabajo.
 
Hace una década, Luis Barrón publicó en la revista Istor la reseña de un libro que coordinó Sandra Kunz Dicker para El Colegio de México, Historia económica general de México. De la colonia a nuestros días (2010). Me permito compartir con los lectores dos de sus reflexiones sobre la divulgación histórica:
"En alguna ocasión escuché a un historiador decir que el conocimiento que se desarrolla dentro de un cubículo académico tarda, más o menos, 15 años en llegar al ciudadano de a pie. Eso, por supuesto, no ha sido siempre así: en el pasado más lejano, el conocimiento simplemente no llegaba a todos porque una gran proporción de la sociedad no sabía leer ni escribir; y, en un pasado más reciente, el conocimiento tardaba mucho menos en difundirse porque no existían las revistas especializadas en el número en que existen hoy, ni los académicos debían publicar en ese tipo de revistas para ganarse un sueldo o conservar una plaza. En esto, el péndulo también se mece de un lado al otro."


Angelus Novus, Paul Klee, 1920
Tinta china y acuarela (1)

"Antes de que se formalizara la historia académica, los historiadores dirigían sus hallazgos y reflexiones, generalmente, a los grandes líderes que, supuestamente, debían aprender de la Historia. Me imagino que los lectores de hoy han escuchado muchas veces la frase: `La Historia es maestra de la vida¨; o quizás esta otra: ¨Hay que aprender del pasado para no repetir los mismo errores, para no tropezar dos veces con la misma piedra¨. Pero después -y éste fue el caso de México en el siglo XIX, por ejemplo-, los historiadores comenzaron a buscar públicos más amplios queriendo, a la vez, educar y divertir; transmitir valores -sobre todo para formar ciudadanía-, al mismo tiempo que entretener. En el siglo XX, sin embargo, y con la especialización avanzando a grandes pasos en una academia también en franco crecimiento, algunas instituciones formaron facultades de historia para reunir a un grupo de historiadores que pudieran difundir los hallazgos de la investigación sistemática entre alumnos aspirantes y un público amplio, fuera de la academia."
En términos generales, la educación sobre la historia se ha devaluado en las escuelas actuales, bajo la absurda consideración de que es un desperdicio de tiempo frente a los nuevos requerimientos de formación técnica y comercial. Por el contrario, pienso que es absolutamente necesario reforzar la formación humanística y el conocimiento de la historia como un medio de conocimiento de la realidad en que nos movemos en la actualidad. Cada vez con más frecuencia, en los círculos especializados se comienza a percibir la necesidad de propiciar un encuentro entre la investigación historiográfica y los grandes temas contemporáneos de la tecnología, el desarrollo de las grandes urbes, la migración, o la protección del medio ambiente.  La historia enseña por sí misma una enorme cantidad de lecciones de lo que se hizo bien o incorrectamente, pero que puede ser de utilidad para nuestras sociedades contemporáneas.
 
En este contexto, debo repetir que el propósito de La Nao Va es divulgar información que ha permanecido encerrada en círculos de especialistas, o en bibliotecas y archivos, y que no llega a un público más amplio. Raras veces publico en esta bitácora investigación de primera mano, porque no tengo la forma de dedicarme a ello, por ello esta bitácora se alimenta de las investigaciones que se han publicado y siguen apareciendo con creciente abundancia sobre la variedad de temas que corresponden a la compleja vida del Galeón de Manila. 
 
Con ese ánimo también utilizo los medios que proporciona internet y que son de enorme utilidad. Por ello, no considero que desmerezca la utilización de repositorios como Wikipedia como referencia general para precisar fechas y datos concretos, a fin de que los lectores puedan continuar si lo desean su lectura en determinado tema. Tengo claro que Internet brinda tal cantidad de información que puede conducirnos al error en la interpretación.

Por la naturaleza del tema, debo mencionar que existe una percepción diferente de la historia conforme a cada país. Para algunos, el Galeón de Manila es una joya de la Corona española, pero en el caso de México el Galeón pertenece a la historia virreinal, es un pasado poco conocido o hasta incierto.  Hasta hace poco, el pasado en México constituía un pesado lastre que no ha tenido solución de continuidad.  Es el antes y el después de la Independencia, hasta olvidarnos de 300 años del Virreinato de la Nueva España.
 
En otras latitudes, como China y en "viejos países" europeos, existe una idea bastante consolidada del pasado. El gigante asiático utiliza constantemente los ejemplos de una historia milenaria para explicar el ciclo del poder, el poder de la legitimidad histórica y, más recientemente, la memoria del siglo de humillación al que fue sometido por los europeos con la Guerra del Opio. De la parte europea provienen muchas de las interpretaciones que aún utilizamos y que ven, por dar un ejemplo, a Roma (año cero) como el inicio de una civilización, prácticamente sin referencia a las culturas de Oriente Medio o de África que son raíces históricas de Europa. Es un aspecto difícil de resolver porque la Nueva España parece una simple extensión de Europa, que no lo es, y no una etapa histórica construida sobre el rico y variado tronco indígena que nunca desapareció.

Estos temas, que parecen ajenos, son materia cotidiana cuando se estudia el Pacífico. Han surgido y desaparecido ya varios clichés como considerar al Pacífico como el Lago Español o a Filipinas como la colonia de otra colonia. Hoy descubrimos y seguimos aprendiendo la importancia del lado asiático del Galeón de Manila y debemos aventurarnos a comprender las mecánicas distintas que operaban en Asia durante la existencia del intercambio en el Pacífico. Sobre este tema, les invito a leer mi ensayo sobre la influencia asiática en el Galeón de Manila.
 
Quizás nos encontramos en un cruce de caminos que deberá abandonar el Eurocentrismo, sin caer en una visión Sinocéntrica del mundo asiático (como si hubiera estado dominado exclusivamente por el sistema tributario chino). El antídoto para ello parece encontrar munición en los estudios post-coloniales que se multiplican en otras partes del planeta, desde África al Sudeste de Asia, pasando por la India y, claro está, el estudio del pasado precolombino de América. 
 
Un obstáculo para ese tipo de reflexión histórica reside en que la prisa para desarrollar nuestras economías nubla el conocimiento del pasado. Detenernos en el tema comercial del Galeón de Manila empobrece la complejidad de una relación económica más amplia, de la política, pero sobre todo de las relaciones humanas que prevalecieron durante 250 años.
 
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ISTOR, Revista de Historia Internacional, Año XII, número 47, Historia, Instrucciones de Uso. invierno de 2011. pp 124-127.
 
(1) Esta imagen de Paul Klee sirvió de inspiración a Walter Benjamin para escribir sobre la historia que se va diluyendo conforme pasa el tiempo. El ángel de la historia se mueve hacia el futuro y también ve el pasado que se aleja rápidamente.