Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

sábado, 4 de abril de 2009

Morisqueta

Iriving Leonard señala que en el complejo étnico de la sociedad barroca el México colonial existió también “una gota de sangre asiática”. Los inmigrantes que entraban por el Pacífico traían consigo oficios y técnicas útiles para la economía, como atestigua el viajero Thomas Gage en los años treinta del siglo XVII en la Nueva España con relación a la alfarería “los indios, y la gente china que han sido cristianizados y cada año llegan aquí, han superado a los españoles en ese oficio”[i].

El espacio geográfico y humano de la tierra caliente, tanto en Michoacán como en Guerrero, fue el receptor principal de tales viajeros, aunque en etapas posteriores de la historia de México se localizan individuos y grupos de origen asiático en el centro norte del país. He mencionado anteriormente el caso de marineros filipinos que auxiliaban en las obras de limpieza y renovación de los barcos, el carenado del Galeón, cuya presencia en el puerto de Acapulco fue mantenida desde el siglo XVII. Llevaron consigo usos y costumbres, como el vino de coco, o tuba, que aún se produce en algunas partes de Guerrero. Sin embargo, la aportación más importante de los asiáticos parece ser el cultivo del arroz, que implica la utilización de delicadas y laboriosas técnicas, desconocidas entonces por los mexicanos. 

El arroz fue adoptado felizmente en la dieta mexicana, incluyendo la versión malayo-filipina de cocerlo con carne de res o cordero y que aún se consume en el altiplano de Michoacán. Se le llama Morisqueta, aludiendo al origen islámico o morisco de donde procede. 

El arroz es hoy en día el acompañamiento ideal del platillo nacional, el mole. De este tema hablaremos más adelante, pues ofrece una oportunidad para conocer algo tan importante como la incorporación de elementos culturales complejos (cultivo-consumo-adaptación-cultivo) en el consumo nacional de la época colonial.


[i] Iriving A. Leonard. La época barroca en el México colonial. FCE, colección popular, 1974, p.78

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