Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

jueves, 21 de julio de 2016

Galicia y Filipinas

Es ineludible mencionar, como lo hice en la entrada anterior, los vínculos históricos y culturales entre Galicia y el norte de Portugal. Ambas regiones comparten una raíz similar y recibieron influencias de toda Europa desde la antigüedad. El lugar más destacado del extremo noroeste de España es sin duda Santiago de Compostela, que a partir del siglo IX comenzó a recibir peregrinos desde lugares remotos, sobre todo porque eran viajes a pie desde Alemania, Flandes y Francia. Con esos visitantes se fraguó una cultura cristiana deseosa de recuperar los lugares santos en Oriente Medio y el sur de la península ibérica en manos de los mozárabes. En la construcción de esos proyectos participaron también las órdenes militares de los templarios y los camilleros de San Juan, como mencioné en la entrada anterior.

Galicia, al norte de la península ibérica tiene valles y bosques de gran belleza, que desembocan en el impetuoso Atlántico, en el finisterre o finis mundi de aquella época. El puerto principal es La Coruña, y el centro religioso es Santiago de Compostela. Cuenta la leyenda que Carlomagno soñó con el paraje en el que se encontraban los restos del apóstol Santiago: un campo de estrellas, como podría pensarse por la existencia de piedra ígnea, con destellos metálicos. Se supone que el cuerpo del apostol Santiago fue transladado desde Jerusalem hasta Hispania por misioneros de la primera edad cristiana. En aquel lugar y con este material se construyó la ciudad y la catedral, que cuenta con un atractivo especial por el color y la composición arquitectónica. El peregrinaje influyó para que ese santuario conservara algunas de las reliquias más importantes de la edad media y fuera un lugar de creación artística, por ejemplo, libros de coro gregorianos y escultura en piedra del maestro Mateo.


La catedral de Santiago de Compostela. 
Actualmente y por algunos años más está siendo reparada.

Por dichas reparaciones, no es posible ver el famoso Pórtico de la Gloria, dentro de la catedral, uno de los ejemplos cumbre del arte románico.

Una (mala) foto del incensario o sahumerio. Botafumeiro en Gallego


En 2011 dos escritores publicaron un pequeño libro de homenaje a la herencia gallega en Filipinas: Cruceiro, Spanish Galicia at some Crossroads in Philippine History & Culture (1521-1898). Lino L. Dizon y José R. Rodríguez recuerdan que después del viaje de Fernando Magallanes en 1519, fue enviada desde el puerto de La Coruña, en Galicia, una nueva flota española en 1525, bajo el mando García Jofre de Loaisa (c.1490-1526). El intento era repetir el trayecto magallánico para concentrarse en las islas Molucas. Se habilitaron siete barcos, Santa María de la Victoria, Espíritu Santo, Anunciada, San Gabriel, Santa María del Parral, San Lesme y Santiago.  Debido al mal tiempo, solamente cuatro de ellos lograron cruzar el estrecho de Magallanes rumbo al Pacífico. El Santiago tomó rumbo al norte y llegó hasta las costas de México en julio de 1526. El Santa María del Parral cruzó el Pacífico hasta las islas Célebes, donde se hundió. El Santa María de la Victoria fue el único que llegó a las islas de la especiería. Para obtener mayor contexto, sugiero al lector que lea varias entradas de este blog de noviembre de 2009.


 Gobernadores gallegos en Filipinas

El libro nos cuenta la historia de Gómez Pérez Dasmariñas, que también es conocido como das Mariñas, quien fungió como el séptimo Gobernador General de Filipinas de 1589 a 1593. Natural de la villa de Betanzos, cerca de la Coruña, en Galicia. Hemos referido en este blog varios de los momentos de su gestión, así como la de su hijo, Luis Dasmariñas, particularmente en las Molucas y en Camboya. Hay un nuevo libro sobre estos singulares personajes, escrito por John Newsome Crossley, The Dasmariñases, Early Governors of the Spanish Philippines. Pronto escribiremos sobre este nuevo estudio. Otro gobernador nacido en Galicia fue Juan Niño de Tabora, de 1626 a 1632. Entre sus actividades destacadas se cuenta la defensa en 1627 del puesto español en Taiwán ante los ataques holandeses y la recaptura del astillero de Camarines, en Luzón en 1628.

Dizon y Rodríguez ennumeran a varios misioneros gallegos que se asentaron en la primera etapa española de Filipinas: fray Francisco Blanco, franciscano de Monterrei, Ourense; fray Jacinto Rivera, agustino originario de Ribadavia, Ourense; fray José Alvarez, agustino de San Miguel de Banqueses, Verea, Ourense; fray José Benito Rosendo, augustino de San Juan de Saurnín, Ourense. La lista se extiende hasta el finales de la dominación española en Filipinas, pero los mencionados corresponden a prominentes sacerdotes de Galicia que vivieron en las islas en el siglo XVII.


Santiago de Compostela
Vista del rio Minho, que separa Galicia de Portugal

lunes, 18 de julio de 2016

Portugal

Dedico esta entrada a una etapa del viaje que recientemente realicé con mi esposa a Portugal, en particular a las ciudades del norte, Porto y Coimbra. Fue la primera ocasión que recorro esta zona, que es de particular interés para conocer el origen del pueblo portugués, la definición de su identidad desde la edad media, y el impulso que tuvieron desde el cuatrocientos para salir al mar. 

Porto, en la desembocadura del rio Douro (que nace en España y lleva el nombre de Duero), ha sido una ciudad comercial desde la época romana, conocida como Portus-Cale, que da origen al nombre del país. Al sur de la provincia española de Galicia, comparte con ésta una posición estratégica para el comercio marítimo entre el Mediterráneo y los mares del norte, el canal inglés y el Báltico. Lo valles en la zona montañosa producen vino, frutas, sal, madera, y el afamado corcho, que tuvo una época de auge como medio de empaque y conservación.  Es la segunda ciudad de Portugal, pero conserva una personalidad particular en cuanto a su tradición medieval y aventurera. En ese puerto se construyeron las naves que sirvieron en 1415 a Enrique el Navegante, hijo de Juan o Joāo primero, a la conquista de Ceuta en el actual Marruecos. Esta ciudad fue el punto fuerte para las batallas contra los árabes que ocupaban más de la mitad de la península ibérica.

Infante Don Enrique a la Conquista de Ceuta

El papa Urbano II exentó en el año 1095 a las monarquías ibéricas de participar en las cruzadas en Jerusalem, a fin de concentrar sus fuerzas militares contra el Islam en la península. Esta condición permitió que se incorporaran fuerzas internacionales de guerreros como los templarios y los camilleros de San Juan, para apoyar a españoles y portugueses en la llamada Reconquista. Fueron siglos de dura batalla en que se conformó una cultura guerrera, con la proliferación de órdenes religiosas y sus ricas abadías, lo que definió el uso de la tierra, las lealtades a los señores feudales, y el particular cosmopolitismo que llegaba hasta este extremo de Europa. Es importante destacar que entre las tropas había flamencos, alemanes, italianos, franceses, que terminaban asentándose en las tierras portuguesas (y gallegas). Esto se deja ver la arquitectura de las ciudades y la tranquilidad de los monasterios, que fueron ricos espacios de reposo de las poderosas fuerzas europeas cristianas (*).

Este fermento económico y político fue el punto de partida de una carrera de exploración marítima y conquista que se extendió por siglos, antes y después de la expulsión de los árabes de la península ibérica. La experiencia acumulada en la navegación, la cartografía y las técnicas de fabricación de barcos, así como la convergencia de intereses comerciales de toda Europa, hicieron posible la ocupación de las islas Azores en el Atlántico, puertos en el norte de África y ya en el siglo XV los viajes hasta América o la vuelta al sur de África.

Mosaicos con la historia de Portugal decoran la estación de trenes de Porto

Guimarāes a una hora de Porto

Valles en los que se cultiva la uva en pequeñas propiedades
 Monumento a Enrique el Navegante
 Catedral de Porto

 Los mosaicos característicos de Portugal
 Barcas de vino en el rio Duoro 
Desde la escalinata de la catedral de Porto

_______________
(*) Anthony Disney, A History of Portugal and the Portuguese Empire, Volume 1, From beginings to 1807. New York: Cambridge University Press, 2009.

Recomiendo la lectura de varias entradas de este blog, bajo el título de Impulso Colonial, agosto de 2009.

martes, 5 de julio de 2016

Valladolid, España

En México tenemos una ciudad con el mismo nombre en la península de Yucatán. Por cierto, la capital de Michoacán, Morelia, fue fundada también como Valladolid. Esta vez me refiero a la ciudad al norte de España.

Tal como comenté en una entrada anterior, la visita a España y Portugal se debe a una investigación académica en busca de material histórico relacionado con la exploración y dominio ibérico en el Sudeste de Asia. Escribo ibérico porque incluyo la parte portuguesa, que tuvo un papel central en la expansión de estos reinos, inseparable en el análisis histórico; bordeando África y con el momento culminante de la llegada de Vasco de Gama a la India. Sin embargo, el tráfico marítimo inició medio siglo antes y prosiguió con la conquista de Malaca en 1511. Esta puede ser la fecha de inicio de una oleada que se extendió por Macao y Manila, esta última fundada en 1571. Es decir, un siglo de expansión y adaptación al medio asiático.

Colegio Mayor de los agustinos en Valladolidad

La ciudad real de Valladolid reviste una importancia singular porque aquí se consolida la unificación de dos reinos españoles, con el matrimonio de Fernando II de Aragón y de Isabel I de Castilla en 1469. Con esta unión se inicia la llamada reconquista de España, que llevó a la derrota de los árabes, con la toma de Granada en 1492. En esta ciudad, Cristóbal Colón presentó su proyecto de viaje al oeste ante Isabel La Católica. Aquí  Fernando de Magallanes firmó las capitulaciones que autorizaban el viaje y posibles conquistas de la primera circunnavegación del mundo, esa que ancló en Filipinas en 1524.  Aqui nació Felipe II, nieto de los reyes católicos, por cuyo nombre el archipiélago fue también nombrado Filipinas y quien desde 1581 asumió la corona de Portugal.


Valladolid es una ciudad mediana, con mezcla de arquitectura barroca y modernista, pero armoniosa en su diseño.  Los monumentos, las plazas, las iglesias y monasterios muestran todavía la pesada presencia de la monarquía española que dominó el mundo en el siglo XVI y XVII. El estilo herreriano, por el arquitecto oficial de los Habsburgo, se prodiga en todo el territorio. Cabe mencionar que la catedral de la Ciudad de México también recibió esta influencia.

El convento colegio agustino de Valladolid.