Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

miércoles, 15 de abril de 2009

Misiones

En el medio católico, el concepto de misión puede ser entendido alternativamente como el impulso individual por alcanzar un estado de salvación religiosa o como el traslado  geográfico de los hombres de la iglesia hacia nuevos espacios a fin de propagar la fe. En esta segunda acepción, la del despliegue de hombres a nuevas fronteras, fue fundamental la construcción de recintos religiosos rodeados de centros productivos, que garantizaran la acción misionera entre nuevas poblaciones. La historia misionera está llena de brillantes ejemplos y sigue siendo un motivo de intriga para los expertos del arte y de las expresiones culturales.

A partir del siglo XVI, a iglesia católica promovió una de las empresas más complejas y dinámicas al lanzar a miles de hombres inspirados en una misión para fundar misiones en los territorios más alejados en América  y en Asia. La fuerza motriz de este proceso fue sin duda la ruptura interna de la cristiandad durante el siglo XVI, entre protestantes y católicos, que generó la llamada Contrarreforma, donde España jugó un papel central y dentro de ella la Compañía de Jesús.

En este blog abordaremos la experiencia misionera desde el punto de vista político y cultural, principalmente, dadas las consecuencias de gran duración que dejaron huella en la vida de los pueblos de América y de la proyección occidental hacia el continente asiático. En esta exploración trataremos de acercarnos a las diversas experiencias misioneras de otras órdenes religiosas que, como los agustinos, cumplieron un importante papel en la relación entre México y Filipinas.

Por lo pronto, vale celebrar que en México ha venido madurando una apreciación más sólida de todos estos procesos, desde un punto de vista histórico y no meramente esteticista.  Un ejemplo de ello es la exposición que se inaugura el día de hoy en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (ACSI) del centro de la ciudad de México.

Cicatrices de la fe: el arte de las misiones del norte de la Nueva España (1600-1821), es una exposición de piezas variadas, entre pinturas, esculturas, platería, textiles, muebles, mapas y libros, provenientes de las misiones en las regiones septentrionales de lo que fue la Nueva España. La exhibición ha sido diseñada por Clara Bargellini de la Universidad Autónoma de México y el experto estadounidense Michael Komanecky.

Se trata de una importante exposición que destaca la labor de las misiones jesuítas y franciscanas en el norte de lo que fue México, incluyendo los territorios actuales de Texas y Nuevo México, en Estados Unidos.

La doctora Bargellini ha venido realizando  por muchos años una detallada investigación de las misiones, en clave histórica y social, que la ha llevado a regiones inaccesibles de la sierra Tarahumara y de los desiertos del noroeste de México. En un ensayo publicado el año pasado planteó una cuestión metodológica de primer orden: cómo caracterizar y valorar la arquitectura y el arte de las misiones jesuitas novohispanas, utilizando nuevos enfoques que rebasen la simple idea de centro y periferia. La pregunta surge por la importancia y magnitud de tantas misiones que se extienden por el norte de México, las Californias y el sur de Estados Unidos. El centralismo cultural de nuestro país ha descuidado el análisis de aquellas misiones.

Las evidencias disponibles permiten pensar que los misioneros del siglo XVII llevaron adelante su obra imbuidos por el deseo de crear verdaderos centros de difusión y no meras estaciones en la remota periferia.

La doctora Bargellini señala que “las misiones fueron establecidas como parte de la expansión territorial del imperio español, y su situación actual de relativo abandono y desconocimiento puede relacionarse con el centralismo que rige todavía los estudios de la historia del arte y la arquitectura en México”. A finales del siglo XVII “las misiones de la Tarahumara no sólo estaban al centro de un sistema de aprovisionamiento. No eran meros lugares donde se recibían indiscriminadamente ideas, objetos y procesos tecnológicos elaborados en centros metropolitanos. También habían llegado a ser centros de producción".

Queda aún mucho por descifrar, pero este tipo de analisis abre camino para una intepretación más acertada de una cultura que había quedado en la oscuridad por muchos siglos.

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Clara Bargellini. Arquitectura jesuita en la tarahumara ¿Centro o Periferia?.  En Ordenes religiosas entre América y Asia. Ideas para una historia misionera de los espacios coloniales. Elisabetta Corsi, coordinadora.Colegio de México, 2008. Pp.143 – 155.

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