Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

sábado, 21 de diciembre de 2019

Españoles en Asia Oriental

Recientemente recibí un libro enviado desde España hasta Tailandia por mi amigo Francisco Moreno del Collado. El título es "Rutas comerciales en Asia Oriental entre los siglo XVI y XVIII", que contiene cinco ensayos presentados en un seminario con ese mismo nombre, organizado por el Ministerio de Economía Empresa de España, en 2019 en Madrid.

La lectura de los textos muestra el interés de los organizadores por resaltar tanto el aspecto histórico como el económico de la relación de España con Asia, insistiendo en la continuidad de los esfuerzos por conectar a los mercados de lugares tan alejados. De esta forma, el cometido de dar profundidad histórica al esfuerzo económico y comercial de la España actual se ve cumplido por los ensayos. 

Como es natural en este tipo de esfuerzos editoriales de múltiples autores el resultado no es muy homogéneo. El ensayo que destaca en el conjunto, quizás el más breve pero sustancioso, es el de Luis Alonso Álvarez, pues formula varias preguntas que actualmente se hacen los historiadores acerca del comercio del Pacífico, de la formación social de Filipinas, así como de la naturaleza y dimensión de imperio español. Ante la evidente ausencia de especias en el archipiélago filipino ¿Qué sentido tenía (a fines del siglo XVI) la continuidad de la presencia hispano-mexicana en el archipiélago asiático? ¿Por qué no se prosiguió la expansión desde las Filipinas hasta la tierra firme de China? ¿De qué manera se resolvió la continuidad de la presencia española en Asia?

Los otros ensayos aportan también información acerca del esfuerzo misionero en diferentes lugares de Asia, de la relación con China y con Japón.



Rutas comerciales españolas en Asia Oriental 
entre los siglos XVI y XVIII



Presentación

El comercio con Asia en los inicios de la Edad Moderna, Diego Valor Bravo

Una introducción a las relaciones diplomáticas entre los gobiernos japoneses y Castilla a finales del siglo XVI y principios del XVII. Jonatham López-Vera

El Galeón de Manila en la economía filipina, 1565-1815.  Luis Alonso Álvarez

Relaciones entre China y España en la Edad Moderna. Lorenzo Dávila.

La dimensión del comercio hispano-filipino en el sudeste asiático (siglos xvi-xix). Alfonso Ojeda Marin

Es notable el creciente interés de especialistas académicos y del público en general sobre los temas del Pacífico. En conversación con Francisco Moreno comentamos que, más allá de los eventos conmemorativos del Quinto Centenario de la Circunnavegación y de la Conquista de América,  este renovado interés se puede atribuir al hecho de que la economía mundial contemporánea parece estar moviendo su centro de gravedad hacia el continente asiático. ¿Qué opinan los lectores?

Por lo pronto, les deseo felices fiestas y un próspero año 2020.




lunes, 18 de noviembre de 2019

Nuevo libro sobre el Pacífico

El Instituto de Investigaciones Histórica de la Universidad Nacional Autónoma de México  publicó en julio de 2019 un nuevo libro coordinado por la doctora Carmen Yuste López. Lleva por título Nueva España: puerta americana al Pacífico asiático siglos XVI-XVIII.  Este es también el nombre de un proyecto académico, que promovió tres seminarios (Sevilla, Ciudad de México y Lisboa) que permitieron reunir a investigadores de España, Portugal y México.



Aquí el vínculo electrónico de este valioso trabajo colectivo.


En la presentación del libro, escrita por las doctoras Yuste y Guadalupe Pinzón, se señala que durante los seminarios los investigadores han mostrado la relevancia que tuvo la Nueva España en Asia por vía de la ruta marítima transpacífica.  Este es un vuelco en la investigación tradicional, que observaba el Pacífico como un espacio rutinario e inerte. Por el contrario, "la navegación transpacífica fue (...) un espacio económicamente autónomo, que tuvo dinámica propia (la cual) impactó a la Europa del Atlántico que tenía en América su principal mercado." 

Los trabajos presentados en los seminarios y en cursos individuales por los autores "examinaron los contactos y las relaciones de carácter económico, social y cultural que posibilitaron dicha vía de tráfico marítimio." Dos dimensiones marcaron el análisis desarrollado por los historiadores ahí convocados. Por un lado el mundo imperial ibérico y por otro el conocimiento geográfico que se tenía en esa época sobre el Pacífico asiático.


Seminario en Sevilla, 2014

El diálogo de los historiadores muestra precisamente el papel de la Nueva España como el espacio americano que dio acceso a un efervecente Pacífico asiático. Si la corona española miraba a Filipinas como un lugar remoto y pobre, una visión detallada muestra que Filipinas era el contacto con el Sudeste  y Este Asiático, variado y rico en cultura. La puerta de entrada de aquel abanico remoto de mercancías, personas y culturas fue, precisamente, la Nueva España.

Coloquio en Lisboa, 2016

El orden de los textos es cronológico, pero el lector podrá apreciar de qué manera algunos de los rasgos iniciales del comercio transpacífico se arraigaron y mantuvieron vivos en el mundo virreinal en los siglos siguientes. El sistema administrativo del comercio, la presencia de redes comerciales, los rituales derivados del contacto cultural (el caso del culto de la virgen del Rosario en Japón es un ejemplo sorprendente).  Se destaca también la manera en que desde la Nueva España se observaron los cambios políticos que ocurrían en Asia, como la clausura decretada por el regimen Shogun en Japón o la caída de la dinastía Ming.

Presentación
Carmen Yuste López y Guadalupe Pinzón Ríos.

I. Portugal e a metagreografía da Ásia do século XVI. A invenção das modernas estruturas espaciais asiáticas e o seu contexto intelectual e geopolítico.
Francisco Roque de Oliveira

II. The Manchu conquest of China seen through Iberian accounts.
Rui Manuel Loureiro

III. ¿Convivencia beneficiosa o cohabitación hostil? Españoles y chinos en Manila en la primera época de la colonización española de las Islas Filipinas (1565-c. 1650).
Atsuko Hirayama

IV, Comercio entre Asia y América durante los siglos XVI y XVII: intervención portuguesa en el galeón de Manila.
Etsuko Miyata

V. Transculturación y sincretismo del Rosario de en el Japón moderno temprano
Rie Arimura

VI. Mapas trastornados. Análisis histórico-visual de los derroteros del galeón de Maniela en el siglo XVIII.
Salvador Bernabeu Albert y José María García Redondo

VII. La expedición neerlandesa de 1747. Un intento inglés y holandés por comerciar con Nueva España.
Guadalupe Pinzón Ríos

VIII. Las correspondencias de riesgo a premio de mar en las Ordenanzas de la Casa de la Misericordia de Manila. Siglo XVIII.
Carmen Yuste López


IX. Nueva España como puente transoceánico del imperio español en el discurso criollo del siglo XVIII(1694-1762).
Iván Escamilla González

X. El comercio asiático en los barcos de la Armada: generalas y equipajes entre Manila y Cádiz (1765-1784).
Alberto Baena Zapatero

XI. El último baluarte: los informes de la Ciudad y del Consulado de Manila sobre la economía de Filipinas en 1788.
Marina Alfonso Mola y Carlos Martínez Shaw

viernes, 15 de noviembre de 2019

William Henry Scott, Filipinista

William Henry Scott fue un historiador nacionalizado filipino nacido en Estados Unidos el 10 de julio de 1921. Dedicó su vida a estudiar a los grupos étnicos de la sierra madre de isla de Filipinas, Luzón, eliminando muchas confusiones que se habían acumulado acerca de estas culturas. Otra veta de su trabajo fue la valorización de las fuentes prehispánicas para comprender el mosaico cultural de Filipinas. Falleció el 4 de octubre de 1993 en Filipinas.

Con su erudición, Scott contribuyó al estudio de la historia temprana y la sociedad filipinas previa a la llegada de los españoles. En su tesis doctoral en la Universidad Santo Tomás, dedicada a las fuentes escritas de Filipinas, Scott evaluó críticamente en 1965 el Código Kalantiaw, que se consideraba un documento original de 1433. Posteriormente, publicó su investigación en un libro que, obviamente, causó controversia pues demuestra que el texto había sido escrito siglos después. Tomemos en cuenta que la tesis de Scott se publicaba en la época del dictador Ferdinand Marcos, quien estaba  particularmente interesado en el uso de la historia como herramienta de su discurso político de legitimación. En 1971, por ejemplo, su gobierno instituyó la orden de Kalantiaw para premiar a quienes brindaran servicios a Filipinas en las areas de la ley y la justicia. 





Estos son temas difíciles de tratar aún en esta época, debido principalmente al control político que ejercen todavía los sectores conservadores en Filipinas. En 1972, cuando Marcos declaró la Ley Marcial, Scott fue detenido por las autoridades militares. Siendo en aquel momento ciudadano estadunidense estaba expuesto a ser deportado, pero decidió enfrentar legalmente a sus acusadores y quedó libre en 1973. Posteriormente, adquirió la ciudadanía filipina. Su compromiso político y académico se expresó por igual acerca de la invasión de Estados Unidos en 1898 y el régimen colonial que implantó hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. 



Su contribución académica

En uno de sus primeros libros, Discovery of the Igorots (Descubrimiento de los Igorots) publicado en 1974, Scott describe la relación entre los españoles y los grupos tribales de la sierra centro-norte de Luzón. Se les llama Igorot, equivocadamente, por ser gente de las zonas altas, aunque ellos se autonombraban como Ifugaos. La aportación de Scott es que en realidad eran diferentes grupos étnicos diferenciados por sus idiomas, no tenían una estructura tribal, sino que tenían organizaciones comunitarias sin jefe definido y no fomentaban guerras entre ellos. Vivían en sociedades agrícolas, que desarrollaron el uso de terrazas para el cultivo del arroz. La definición como Igorots es resultado de una mirada superficial por parte de los extranjeros y el término (como sucede con los "Chichimecas" en México) es una referencia genérica y en mucho casos derogatoria.

En su libro, Scott se refiere a los Ifugao siguiendo las crónicas de los colonizadores, que en los primeros años de la ocupación española iban en busca del mítico oro de los indígenas. La segunda mirada fue el interés de cristianizar a esas comunidad indígenas. A pesar de los esfuerzos de los misioneros, la conversión religiosa fue poco efectiva en las primeras épocas. La tercera fase de la relación entre los colonizadores y los grupos de la sierra fue por medio de los indígenas de las planicies que mantenían contacto con "las tribus independientes".  Scott aporta elementos para señalar la manera en que los Igorots o Ifugaos participaron como contrapunto de la realidad filipina hasta bien entrado el siglo XIX. Fueron víctimas de decenas de incursiones militares, intentos de desplazamiento a zonas bajas, enfermedades, muerte por hambre y fuego. (1)





Las crónicas españolas destacan constantemente la presencia de los grupos serranos, como si fueran una frontera aún por conquistar. De hecho, ahora se habla de que la ocupación de Filipinas fue mucho más compleja que la historia que se cuenta, básicamente orientada a la vida de Manila y provincias alrededor. La investigación contemporánea debe tomar nota del trabajo de Scott y de otros en el sentido de que Filipinas fue una frontera múltiple, casi infranqueable, en las sierras, en las islas, y en el sur islamizado, en donde todavía prevalece el choque cultural.

La tarea académica de reconstruir la historia de la sociedad y las culturas filipinas del siglo XVI llevó los estudios de Scott a nuevas alturas, utilizando variedad de fuentes de archivo, como se presenta en su libro Barangay, publicado en 1994. Para llegar a esta síntesis, Scott publicó a lo largo de los años múltiples ensayos sobre la importancia del archipiélago en el comercio regional del Sudeste de Asia antes de la llegada de los españoles (2)




La definición de Barangay es particularmente interesante, pues parece derivarse una embarcación usada por los filipinos antes de la llegada de los españoles. La novedad es que las comunidades en tierra mantenían una organización social que hace referencia al núcleo marítimo, un caso que se repite en otras latitudes del Sudeste de Asia. Las comunidades fundamentales tienen referencia naval, por ser el medio de comunicación entre la región. Hoy en día, las ciudades se siguen organizado conforme al Barangay, usando también el término barrio de origen español. Scott buscó y encontró mucha información escondida en las grietas de la pared, pues los cronistas europeos escribieron muchas veces de manera involuntaria información sobre la vida de los pueblos del archipiélago que es material para el historiador atento a encontrarlas. (3)

Otro filón del trabajo de William Henry Scott es el estudio de la vinculación del archipiélago filipino con el resto de la región asiática, anterior a la llegada de los europeos. Es especialmente relevante la información que Scott rescata y organiza acerca de lazos comerciales que llegaban a Luzón, Visayas y Mindanao, a través de comerciantes localizados en Malaka y de ahí hasta la India y el Oriente Medio. Incluso menciona contactos que llegaban hasta el Mediterráneo. En ese sentido, aunque más conocidos, son los lazos con China, Japón y las islas Ryukyu. (4)

Finalmente, no se puede dejar de mencionar un pequeño libro que hace una aportación muy importante sobre el concepto del trabajo forzado en el archipiélago. El trabajo por sumisión por deudas, que fue aprovechado por los españoles como una forma encubierta para someter a los filipinos, es un tema también muy delicado. Nuevos historiadores tienen que comprender el sentido del trabajo en el Sudeste de Asia para desentrañar el fenómeno del esclavismo que existió en el comercio TransPacífico. Si bien, de manera formal la sumisión de los "indios filipinos" estaba prohibida por las leyes españolas, en tanto que se habían convertido al cristianismo, se siguieron utilizando formas de control de ese trabajo para las labores del Galeón de Manila y la agricultura. En este blog hemos dado cuenta del tema de la esclavitud en sus múltiples formas, atendiendo a las tesis manejadas por Scott.




El centenario del nacimiento de Willian Henry Scott se conmemorará en el mismo año de las Conmemoraciones del Quinto Centenario 2021 en Filipinas. Murió en 1993 y fue enterrado en la Iglesia Episcopal de Santa María la Virgen en el Cementerio de Sagada, Provincia de la Montaña.



Recientemente, Maricel Barce Yson publicó en Facebook una fotografía de la tumba de este gran historiador.  Lllama la atención la sencillez de esa última morada de un hombre que dedicó su vida y su obra a Filipinas.

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(1) Henry William Scott. “The Word Igorot.” Philippine Studies 10, no. 2 (April 1, 1962): 234–48. Ver también  “Igorot Responses to Spanish Aims: 1576-1896.” Philippine Studies 18, no. 4 (October 1, 1970): 695–717.  “The Igorot: An Integrated Cultural Minority.” Philippine Sociological Review 20, no. 4 (October 1, 1972): 356–60. “A Historian Looks into the Philippine Kaleidoscope.” Philippine Studies 24, no. 2 (June 1, 1976): 220–27. Prehispanic Source Materials for the Study of Philippine History. Revised edition. Quezon City: New Day Publishers, 1994

(2) Henry William Scott. “Filipino Class Structure in the Sixteenth Century.” Philippine Studies 28, no. 2 (June 1, 1980): 142–75. “Sixteenth-Century Visayan Food and Farming.” Philippine Quarterly of Culture and Society 18, no. 4 (December 1, 1990): 291–311. 

(3)  Henry William Scott. Cracks in the Parchment Curtain, and Other Essays in Philippine History. Emended ed edition. Quezon City: New Day Publishers, 1985.

(4) Henry William Scott.  “The Mediterranean Connection.” In Lookin for the Prehispanic Filipino and Other Essays in Philippine History., 24–39. Quezon City, Manila, Philippines: New Day Publishers, 1992. “Why Did Tupas Betray Dagami?” Philippine Quarterly of Culture and Society 14, no. 1 (March 1, 1986): 12–31. “Demythologizing the Papal Bull ‘Inter Caetera.’” Philippine Studies 35, no. 3 (September 1, 1987): 348–56.


jueves, 3 de octubre de 2019

Miguel León-Portilla y el Mar del Sur

El 1 de octubre de 2019 falleció el sabio historiador mexicano Miguel León-Portilla. Deja una cauda de ideas, investigaciones e instituciones que colocaron el tema de la raíz indígena de México en la historiografía contemporánea. Algunos de sus conceptos pueden ser polémicos y, sin duda, ello seguirá siendo muy enriquecedor porque habrá material de trabajo para nuevas generaciones. Quiero dejar apuntado solamente, como respetuosa memoria, una nota sobre la aportación de Miguel León-Portilla a la historia del Pacífico.

El doctor León-Portilla explica, en su "egohistoria" o biografía intelectual escrita en 2015 para el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, la manera en que se "asomó al Pacífico", siguiendo los pasos de Hernán Cortés hace 500 años. El interés inicial del doctor León-Portilla era conocer más acerca del Occidente mexicano, en particular la península de Baja California. Era para él, a mediados del siglo pasado, una imperiosa necesidad de recuperar una historia olvidada de México. Algunos se acordarán cuando aprendíamos en aquella época que México tenía 28 estados, dos territorios (Baja California Sur y Quintana Roo) y un Distrito Federal.

Recorrió el historiador poblaciones de Baja California Sur dando conferencias y publicó historias particulares de esa región, rescatando documentos escritos por misioneros jesuitas en la región. El título es Testimonios Sudcalifornianos, editado por el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, 1971.  Publicó también la obra del jesuiíta Miguel del Barco, Historia natural y crónica de la antigua California (UNAM, 1973 y 1985).

Desde la perspectiva californiana, Hernán Cortés re-descubre e imagina el Océano Pacífico, "descubierto" en 1513 por Vasco Núñez de Balboa. El conquistador de México estaba involucrado plenamente en los debates entre España y Portugal por la posesión de las islas Molucas y propone a la corona enviar una expedición comandada por su primo Álvaro de Saavedra Cerón saliendo de Zihuatanejo en 1527.

"La geografía histórica  y la historia de la cartografía en relación con las californias están muy relacionadas con las exploraciones que desde el siglo xvi hasta fines del xviii se emprendieron a lo largo del Pacífico. Se buscaba, entre otras cosas, un intercambio permanente con el Asia, averiguar si ésta estaba unida con América en el extremo norte y su había o no en el septentrión un paso o estrecho que permitiera navehgar hacia el Atlántico. Todo esto aparecía entretejido con mitos como los de la reina Calafia y las amazonas, las siete ciudades y el rey coronado. Los relatos, crónicas, diarios de navegación y otros escritos de tema californiano sn mucho más abundantes de lo que pudiera pensarse."

León-Portilla reune en el libro Hernán Cortés y la Mar del Sur (1985) la empresa cortesiana para hacer de la Nueva España el punto de contacto con Asia. La ambición de Cortés fue enorme, como lo prueba su expedición a California a lo largo del año 1535; la navegación a la entrada del rio Colorado y la definición de rutas en el Pacífico. Realizó también viajes a Panamá y Perú. 




México, ediciones Algaba, 2005

Nuestro historiador incursionó en el aspecto cartográfico de estas aventuras, debido al hecho que los exploradores dejaron testimonios únicos de territorios apenas intuídos en esa época. De ahí la publicación en 1988 del libro Cartografía y crónicas de la antigua California (UNAM, 1988).

El mejor homenaje que se puede hacer a Miguel León-Portilla es leer sus libros, aprender de su manera de tejer las historias y de su disciplina intelectual.

domingo, 29 de septiembre de 2019

Notas desde Nagasaki

Escribo estas notas desde Nagasaki, escenario histórico de los primeros encuentros entre extranjeros y Japón. Este hermoso puerto, anclado en una larga entrada de mar, ha sido el lugar al que han acudido chinos y coreanos, portadores de artefactos, técnicas y filosofías que fueron adaptadas a Japón. En el siglo XVI, a partir de la llegada de comerciantes portugueses, Nagasaki también fue un espacio en el que el comercio y la religión católica se desplegó durante un corto período.

En ese entonces, Japón vivía una profunda transición unificadora durante la dinastía Tokugawa (1603-1868), conocida también como período Edo en la historia de Japón. La consolidación del poder de los señores de la guerra y de la tierra, los shogun (que formaban el bakufu o shogunato) estuvo caracterizada por haber cerrado las puertas del país a la influencia extranjera. Comparativamente, es similar al período de dominación español en América, durante los virreinatos de la Nueva España y Perú.

Escribo esta entrada al blog una década después de haber descrito y analizado el martirio de 26 religiosos españoles y novohispanos sucedido en Nagasaki en 1597. Aquel inicidente fue una advertencia muy clara de los gobernantes de Japón en contra de cualquier injerencia política o religiosa externa. De hecho, fue un paso en el camino de Japón de cerrar sus puertas al contacto con el exterior durante más de dos siglos a partir de 1603.

Sin embargo, mi interés sobre Japón y múltiples visitas desde los años noventa, me han permitido profundizar en otros aspectos de este proceso político. Ahora reconozco que la unificación de Japón y el encerramiento no fue una situación conducida por eventos acumulados, sino que fue una tendencia de largo plazo, con plena conciencia de la elite dirigente, que se remonta a mediados del siglo XVI y culmina en la primera mitad del XVII. En la lucha por el control del país, la simple idea de que una religión promovida por extranjeros era inaceptable para el poder central de Japón.

Gracia Hosokawa (1563-1600), llamada Tamako originalmente. Murió martirizada en Osaka en 1600. La pintura es de Yaseturu Ueda, 1961. Museo de los 23 mártires.

La interacción con comerciantes, embajadores y misioneros portugueses, españoles, holandeses e ingleses, de ideología católica romana o protestante, dieron pauta para que la clase dominante japonesa definiera los límites de su relación con el exterior. Fueron varios los momentos en que los japoneses estuvieron atraídos por las tecnologías europeas (particularmente la construcción naviera y de minería), los productos americanos y europeos, el pensamiento barroco, pero la cortina del interés de dominación interna cayó pesadamente a fines de la década de 1630 con la Revuelta de Shimabara (diciembre 1637- abril 1638).

En un inicio, la misión católica conducida por los jesuitas que acompañaban comerciantes portugueses tuvo un éxito notable desde los años 1560s. Las condiciones cambiaron a medida en que fueron llegando a Japón otros participantes, especialmente los españoles asentados desde 1571 en Filipinas. Este momento coincidió con la consolidación del poder de Oda Nobunaga (1534-1582) en el proceso de unificación de Japón. El control total sobre el país, subordinando a otros daymios o señores feudales, llegó con Toyotomo Hideyoshi (1537-1598). En 1587, este líder guerrero consideró que la presencia extranjera era un posible obstáculo para la unificación del país y en consecuencia emitió un decreto para expulsar a todos los misioneros católicos. 

Con base en ese decreto, diez años más tarde, en 1597, un sacerdote jesuita japonés, Paulo Miki y un sacerdote español, Pedro Bautista, fueron detenidos y martirizados en Nagasaki. Este grupo incluía a 20 japoneses, 4 españoles, 1 portugues y 1 mexicano del que hemos escrito en este blog, Felipe de Jesús. Ese evento tuvo grandes consecuencias en la percepción europea acerca de Japón, así como en las prioridades misioneras que se formulaban en ese entonces en Roma, Madrid, Lisboa y México.




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La visita a Nagasaki me ha llevado al lugar exacto en que ocurrió aquel martirio: la colina de Nishizaka, donde se encuentra el museo de los 26 Mártires Cristianos

Este es un referente del importante incidente ocurrido en 1597 en que perdieron la vida misioneros españoles y podemos decir mexicanos que fueron apresados en Japón. El barco de ellos se dirigía de Manila a Acapulco y encalló en las costas de Kiyshu, durante un periodo de fuerte represión contra las ideas extranjeras. Ya hemos hablado ampliamente en este blog acerca del asunto y sus extendidas repercusiones en la cultura mexicana. El museo cuenta con el apoyo de los jesuiítas y cuenta con algunos materiales originales valiosos que muestran el movimiento secreto cristiano que perduró en la provincia de Kyushu a lo largo de siglos.

Todo visitante a Nagasaki debe acudir al sitio del estallido de la bomba atómica de 1945. Es una herida dolorosa para Japón y para el mundo. Sin embargo, es también una muestra del profundo sentido a favor de la paz y la concordia que tiene el pueblo japonés.

Otro museo que atrae la atención es el de historia y la cultura de Nagasaki. Es sencillo y con múltiples reproducciones. Es muy didáctico y agradable. Lo que destaca es la forma en que el puerto de Nagasaki recibió la influencia extranjera y adaptó múltiples elementos foráneos en la industria, el comercio, la comida. Los festivales locales tienen un espíritu muy agradable, diría que tropical, dedicados a la experiencia marítima de la población.



martes, 27 de agosto de 2019

Una red mercantil en el comercio de Manila

Tengo el gusto de compartir con los lectores de este blog que el pasado 23 de agosto entregué a la Universidad Nacional de Singapur (NUS sus siglas en inglés) las copias de la tesis para obtener el doctorado en Historia por esa institución. El procedimiento indica que me dedicaré las próximas semanas a resolver preguntas, atender sugerencias, discutir críticas al texto de la investigación que inicié formalmente en 2014. El paso final será el examen profesional con los sinodales de la tesis en sesión formal en el Departamento de Historia de la Universidad.


La investigación comenzó en México años antes de haber iniciado el doctorado en Singapur. Surgió de conocer la documentación de la Inquisición en el Archivo General de la Nación sobre un proceso contra un importante comerciante de origen portugués radicado en Manila al final del siglo XVI.

En paralelo a la creciente curiosidad sobre estos hechos se desarrolló mi interés por formalizar estudios de historia y decidí comenzar el doctorado en Singapur. El resultado está hoy a la vista. Gracias a la guía de mi supervisor y al apoyo de muchas personas e instituciones pude visitar archivos en España, Portugal, México y Filipinas. Han sido años de mucho trabajo y resultados muy gratificantes.

El título en español de la disertación podría ser: "Una red comercial portuguesa en los inicios del sistema del Galeón de Manila."


En la tesis se aborda el marco histórico de la fundación de Manila como puerto nodal que inaguró el comercio a través del Pacífico, teniendo como destino el puerto de Acapulco. No obstante, mi interés se movió a indagar sobre las raíces asiáticas de dicho comercio (mecanismos comerciales y origen de las mercancías), que han sido poco estudiadas y que fueron determinantes para detonar el éxito del comercio trans Pacífico. Utilicé como hilo cnductor, basado en fuentes de archivo, la presencia de una red de comerciantes portugueses que actuaban coordinadamente en toda Asia, aunque en algunos casos de manera informal. 

Por ello es tan importante el contexto histórico previo a la fundación de Manila, pues toma en cuenta la competencia entre Portugal y España desde el siglo XV; el viaje de Magallanes (1519-1521); los intentos españoles para llegar a Asia por el Pacífico y regresar a la Nueva España por la misma vía. Sin duda, el detonante fue el asentamiento de tropas españolas, primero en Cebú (1565) y luego en Manila (1571). Finalmente se debe prestar atención a la unión de Portugal y España gobernadas por Felipe II (primero de Portugal) a partir de 1581 y que coincide con el desarrollo inicial del comercio del Galeón de Manila.

En la historiografía del Galeón se ha destacado, con mucha razón, la importancia que tuvo la abundancia de plata de Perú y México para el desarrollo del comercio, así como la capacidad de China de ofrecer productos a cambio de ese precioso metal. Esa es parte fundamental, pero no la única de esta historia.

Mi interés fue creciendo a la vista de los documentos recabados, puesto que aparecen actores concretos de aquel comercio, varios de los cuales eran portugueses con amplia experiencia previa en el comercio de Asia. La tesis discute de qué manera el Galeón de Manila consolidó un sistema comercial que transformó al mundo y resalta la experiencia de los comerciantes que aportaron ideas para hacer funcionar dicho mecanismo. Recordemos que en 1593, la corona española emitió un listado de normas comerciales muy avanzado para su época, llamado Permission,  sobre transporte, tripulación, volúmenes de carga, pasajeros, mercancías, impuestos. Este sistema prevaleció con pocas modificaciones a lo largo de más de dos siglos.

El próximo año, una vez concluído el doctorado, podré ofrecer más detalle de la investigación a los lectores de esta bitácora.

miércoles, 10 de julio de 2019

El Galeón en la televisión

El canal de televisión de la Universidad Nacional Autónoma de México entrevistó recientemente a la doctora Guadalupe Pinzón, del Instituto de Investigaciones Históricas de esa universidad. El tema  del programa es, adivinen, el Galeón de Manila.  

Les invito a ver esta amena entrevista para conocer un poco de los mecanismos con los que operaba el Galeón de Manila, así como de los efectos sociales y culturales que tuvo en la sociedad novohispana.

 

La doctora Pinzón cuenta con una importante trayectoria de investigación en torno a la historia de las conexiones marítimas de la Nueva España, con atención a los puertos y la construcción naval. Aquí se puede leer su hoja académica y tener acceso a varios de sus trabajos.

Sus líneas de investigación son:

-  El Pacífico novohispano. Políticas defensivas y desarrollo portuario durante el siglo XVIII.

-  Navegaciones y actividades marítimas entre Nueva España y Guatemala (1680-1774).

- El Pacífico septentrional: un espacio marítimo en construcción desde la mirada, registros y proyectos navales ingleses e hispánicos (1680-1790).

domingo, 7 de julio de 2019

El Pacífico

La Revista de la Universidad, publicación de la Universidad Nacional Autónoma de México, dedica su número de junio para reunir varios estudios relacionados con el Océano Pacífico, sus historias y sus culturas. Es una edición muy recomendable porque coloca el tema de la relación de México y el Pacífico desde el ámbito histórico, social y cultural. 



Portada de la Revista de la Universidad, UNAM, junio 2019.
Es de acceso gratuito, oprimir aquí.


Hay poco que agregar a los espléndidos textos de esta revista. Quizás cabría sugerir a los lectores un par de preguntas para abordar la cantidad de información que ahí se ofrece: ¿Por qué México ha estado tanto tiempo ajeno al Pacífico, si se piensa que durante 250 años (1565-1815) la Nueva España fue una bisagra fundamental de la economía del mundo? Consideremos por ejemplo la competencia comercial y de inversiones que existe entre las potencias emergentes, sobre todo China, y las tradicionales economías del Atlántico. México ha sido a lo largo de su historia un cruce de caminos entre ambos espacios internacionales. Este blog habla de la historia, pero observa por supuesto la realidad contemporánea. Sabemos que ahora los temas del desarrollo de México pasan por la diversificación de las relaciones internacionales.

Los temas más actuales, como el cambio climático, nos obligan a mirar hacia el mar y enfáticamente hacia el Pacífico. ¿Qué va a suceder con las ciudades costeras y qué están haciendo en Japón, Indonesia, Filipinas, Singapur, para resolver esta situación? Ayer, como ahora, existen referentes comunes y alternativas conjuntas. Por eso, es importante conocer las historias del océano más grande del mundo, en donde se inscriben desde México temas como el Galeón de Manila y su transferencia cultural. ¿Qué razón ha hecho que otros países latinoamericanos han sido más proclives al Pacífico? Ese es el caso de Perú y Chile desde su etapa independiente y en décadas recientes.

Creo que esas miradas hacia el Pacífico deben reconocer la profunda relación que tuvo la Nueva España y México con Filipinas, las Islas Marianas y Oceanía. Como herramienta de la diplomacia cultural, México tiene una enorme herencia que puede compartir con los países de la cuenca del Pacífico.


Copia de esta litografía del puerto de Acapulco que se encuentra en el Museo Franz Mayer de la Ciudad de México. Se trata de un grabado de T Wallis publicado en 1812 a partir de un dibujo de W.M. Craig.  Grabado en cobre y coloreado a mano.  18 por 15 cms incluído rótulo y márgenes.

lunes, 17 de junio de 2019

Arte religioso en la Ciudad Prohibida de Beijing

El Museo del Palacio Imperial de Beijing abrió sus puertas a fines de mayo a una exhibición de arte del museo Vaticano, bajo el nombre La Belleza Nos Unifica. La exposición estará abierta al público hasta el 14 de julio de este año. Se exhiben 78 piezas de origen y épocas variadas, casi todas con motivos religiosos católicos y también budistas.


La prensa ha destacado que esta exhibición refleja un acercamiento pragmático entre el Vaticano y China después de décadas de indiferencia y hasta de hostilidad respecto al nombramiento de representantes religiosos en China. Es de sabios limar las asperezas entre adversarios y el mejor medio diplomático es la cultura. En la exhibición se recuperan siglos de intensa interacción entre artistas chinos católicos y artistas europeos que trabajaron en China. Es conocida la larga historia de encuentros culturales, que se inició vigrosamente desde el viaje a Oriente del jesuíta Francisco Javier.

En 1925, el Papa Pio XI (1857-1939) auspició una exhibición de arte de todo el mundo en que destacaron piezas chinas de diversas épocas. Se estima que en el Vaticano hay hasta 5,000 piezas artísticas y religiosas chinas.

En esta oportunidad se exhiben esculturas budistas de piedra de la Dinastía Wei del Norte (286-543), figuras de barro vidriado de tres colores de la Dinastía Tang (618-907) y una pintura en seda, tangka, Tibetano Budista de la época de la Dinastía Qing (1644-1911), así como una toga imperial de esa dinastía.

Los visitantes podrán apreciar un mapa en rollo pintado durante el reinado del Emperador  Kangxi (1662-1722). En ese rollo se muestran ciudades, ríos y montañas  que forman el paisaje alrededor de la Gran Muralla. Forma parte de una colección de arte que pertenecía a un cardenal en el siglo XVIII.

Se encuentran también trabajos del pintor católico chino Wu Li (1638-1718), artista con una importante carrera como paisajista en tinta, que a los 50 años se convirtió al catolicismo e incluso tomó los hábitos en la órden jesuita en Macao. Otro ejemplo de ese intercambio cultural es el de Giuseppe Castiglione (1688- 1766), quien fue misionero y artista italiano en China.

El tema del arte de influencia católica en Asia sigue ofreciendo nuevas miradas. Hace dos años apuntábamos acerca de otra exhibición realizada en Singapur sobre las influencias mutuas entre el arte asiático y el europeo, sus tópicos y sus técnicas. En 2011 nos acercamos en este blog la influencia del arte barroco en diversas latitudes dominadas por el imperio español. Ver también las dos entradas con ejemplos de esta influencia.


Representaciones de la virgen María

La virgen y el niño




La huída a Egípto
 de Federico Barocci (1573), pintor conocido como Baroche,


Jesús y los apóstoles


El autor de esta última es Ren Yifang, artista chino del siglo XX. Se aprecia la técnica china de pintura, pero con motivos religiosos católicos. Las imágenes han sido tomadas de internet y se desconocen las dimensiones.

martes, 28 de mayo de 2019

Nuevo Museo en Manila

Una buena noticia desde Filipinas es la inauguración del nuevo Museo de Intramuros en el corazón de la antigua Manila. Un edificio recuperado en el barrio colonial de la ciudad es el espacio de este nuevo museo, que alberga colecciones de arte religioso en su mayoría, de la época en que España gobernó Filipinas.
La entrada al museo
Foto: Oficina de Turismo de Intramuros.

El museo tiene tres pisos, en el que se muestran obras de arte religioso, mobiliario, vestuario, textiles y otros artefactos. La museografía que anima el museo, según una nota firmada por Rosette Adel para The Philippine Star, consiste en presentar la historia de la evangelización de las Filipinas "desde la perspectiva de los Filipinos." Explora también cambios en la mentalidad de los filipinos como resultado de la colonización, principalmente la introducción de una nueva religión y una cultura diferente a la que tenían los pueblos del archipiélago. Recomiendo a los lectores que vean también esta nota de ANCX, con una buena cantidad de imágenes.




Un video con las primeras imágenes del Museo de Intramuros
Tomado de YouTube


La exhibición inaugural del museo tiene seis componentes. La imagen de la Inmaculada Concepción; la historia de las órdenes religiosas; el Patronato Real; pintura colonial de corte religioso; el establecimiento de las parroquias y las reliquias sagradas. Se incluye también la respuesta de los indígenas filipinos ante dicha transformación. Tal exhibición ha estado a cargo de cinco curadores: Esperanza Gatbonton, Gino Gonzales, Cecilia de la Paz, Santiago Pilar y Martin Tinio.

San Mateo Evangelista, foto de Jilson Tiu.

Intramuros

La antigua ciudad de Manila, anclada entre el rio Pasig y la costa de la enorme bahía de Manila, es patrimonio cultural de la humanidad. Ha sido destruida varias veces por catástrofes naturales y guerras, pero conserva un espíritu muy especial y aún en este siglo podemos observar la importancia de lo que fue el puerto más importante de Asia en contacto con América.
 
La necesidad de construir un muro para proteger a Manila fue una de las primeras demandas de los ciudadanos, casi desde el momento de su fundación. Hemos hablado en este blog acerca de la precariedad de la vida en Manila, asediada por potenciales amenazas externas, en principio de los chinos y los japoneses y a partir del siglo XVII con la presencia de holandeses e ingleses.

La población de la capital filipina, de origen peninsular y americano, vivía encerrada en intramuros, mientras que la población filipina vivía en los alrededores. También afuera de la ciudad de tipo europeo vivían los chinos y japoneses que ofrecieron sus servicios y productos para el Galeón de Manila. Es posible que varios de los artesanos y artistas que hicieron los tallados en piedra y madera que ahora están en el nuevo museo fueran, precisamente, asiáticos cristianizados.

Espero poder informar próximamente acerca de este museo desde la propia capital de Filipinas.


martes, 30 de abril de 2019

Más de la medicina filipina

En la entrada anterior nos referimos a la obra de Fr. Blas de la Madre de Dios, misionero de origen portugués que escribió hacia 1611 en Manila acerca de las medicinas caseras que se usaban, y se siguen utilizando, en las Filipinas. El comentario final es que el archipiélago Filipino fue un espacio muy importante para el conocimiento de la herbolaria y de la medicina tradicional por parte de los misioneros y que reune la herencia cultural de los múltiples pueblos de aquellas islas. Es importante remarcar que Filipinas ha sido un cruce de caminos entre Asia y América.

Fr.  Manuel Blanco, Flora de Filipinas, según el sistema de Linneo, 
Manila, Imprenta de Santo Tomás, 1837. Tomado de Wikipedia.

A fines del siglo XVI, los españoles que llegaban a Filipinas llevaban consigo un acervo de conocimientos fundados en la creencia doctrinaria humoral originada en la Grecia clásica. Esta teoría de los  humores considera que el cuerpo humano está compuesto de cuatro sustancia básicas: bilis negra, bilis, flema, sangre. No es de extrañar que los europeos tuvieran esas ideas y tuvieran como libro de cabecera el escrito por Dioscórides, Materia Médica, que sirvió de base a los herbarios filipinos.

El libro de Fr. Blas de la Madre de Dios es el resultado de la observación de las experiencias terapéuticas de las plantas de Filipinas, de la clasificación de las enfermedades endémicas y de la concepción curativa de los pueblos del archipiélago. No había en apariencia una contradicción con el pensamiento indígena que valora el papel del espíritu, del estado anímico del paciente, y que atiende al conjunto del individuo, cuerpo y alma, para proceder a la curación.

Enfermedad, sanación y muerte

Sin embargo, la idea que ahora llamamos holística no podía ser comprendida por los primeros conquistadores, que sólo advertían toscamente la idea de la salud de lo indígenas locales. Un ejemplo de esto es una carta de Miguel López de Legazpi escrita en Cebú en julio de 1567.
"No se les ha visto que tengan ídolos; a sus antepasados tienen por dioses y, quando están enfermos o tienen otra necesidad, acuden a sus sepulturas con grandes llantos y alabanzas a pedirles sanidad, favor y socorro, donde hacen ciertas limosnas y imbocaciones (sic); y ansimismo imbocan y llaman al Demonio, y dicen que le hacen venir en una caña hueca y que alli habla a las sacerdotisas, que por la mayor parte son mugeres las que hacen esta imbocación y hablan con el Demonio, y él la respuesta da al público y les dice lo que han de ofrecer, aves y otras cosas, según que pide y quiere el Demonio; y en estas imbocaciones ordinariamente, para que el Demonio venga a hablarles en la caña, sacrifican un puerco y se lo ofrecen. Y tienen muchas superticiones de esta calidad." (1)
Tal como en el continente americano, los europeos tuvieron que "re-inventar" con el sesgo de su cultura la geografía, la población y la cultura de los pueblos conquistados. En el caso de Filipinas, muchas de las labores de sanación eran obra diabólica.  María Belén Baños Llanas la creencia  popular en los anitos, "considerados espíritus tutelares o protectores, intermediarios entre el Báthala y los hombres, que estaban en todos lo ámbitos de la vida social." Personas especializadas, usualmente mujeres, oficiaban como sacerdotisas para atender los augurios de buena cosecha de arroz, evitar las catástrofes, ayudar en los partos.

Especialmente en caso de enfermedad se acudía a las anitera, especie de curandera en las islas Filipinas.  Estas llevaban una caña delgada, con la que auscultaban a la persona enferma y aspiraban los males con la caña. De su boca, las aniteras sacaban unas piedras que se creía eran la materialización de la enfermedad. Mientras los conquistadores veían en ello influencia diabólica, los filipinos confiaban en la eficacia de la curación.

"Si 'profetizaban' la vida, todos comían y bebían, cantando las tradiciones de los antepasados del enfermo, es decir, de sus anitos, a quienes se ofrecía el sacrificio. Por el contrario, si 'profetizaban' la muerte, alababan al enfermo por cuyas virtudes y proezas los anitos lo habían elegido para ser uno de ellos. A partir de entonces, los familiares y amigos tratarían al enfermo como si fuera un anito. No obstante, e independientemente del resultado de las predicciones, siempre terminaban con una fiesta, con música, comiendo y bebiendo."

Por su parte, la historiadora mexicana Paulina Machuca ofrece un contexto de largo plazo para comprender el intercambio biológico entre Filipinas y México, de lo que nos ocuparemos en otro momento. Por lo pronto, tomamos un pasaje de los primeros años del translado de plantas entre Filipinas y la Nueva España que indican la importancia que algunos colonizadores otorgaron al cultivo de plantas de interés medicinal. Guido de Lavezares escribió en 1569 cómo había procurado introducir la raíz de jengibre (Zingiber officinale), el arbol de tamarindo (Tamarindus indica) y semillas de pimienta (Peper nigrum) para ser cultivado en la Nueva España. Envió muestras en el galeón San Juan que zarpó de Cebú en julio de 1567 rumbo a Acapulco. No se tiene conocimiento del resultado de esta iniciativa de Lavezares. (2)

Muchas cosas habrían de cambiar en los años siguientes, sobre todo con la transformación de Manila en un puerto comercial importante que comunicaba Asia y América. Con ello se acentuó la migración china hacia las islas y la fundación del Parián en el que se encontraban, además de productos de consumo, porcelanas y textiles, numerosos remedios de origen chino. Esto agregó otro ingrediente en la concepción médica en Filipinas y en la región del Sudeste Asiático, pues el conocimiento médico que procedía de China llegó en manos de los comerciantes. Como tanto otros conocimientos tradicionales, las compilaciones de los académicos llegaban muchos años y hasta siglos después, este es el caso del compendio  más importante de medicina china.

La influencia china (3)

El Ben Cao Gang Mu (本草纲目) es un compendio de materia médica del siglo XVI en forma manuscrita en 20 volúmenes, compilado por Zhao Xuemin (hacia 1719-1805), oriundo de Qiantang (actual Hangzhou), provincia de Zhejiang. El libro es considerado el trabajo médico más importante de la dinastía Qing. Zhao Xuemin era hijo de un médico de renombre, y tanto él como su hermano siguieron los pasos de su padre. Zhao era conocido como un ávido coleccionista de obras médicas, farmacológicas y astrológicas. Cultivó un jardín de hierbas, probó las propiedades de varias plantas y dirigió una clínica.

Ben Cao Gang Mu

Esta obra originalmente formaba parte de la serie de 100 volúmenes titulada Liji shi er zhong (Doce series de Liji), que Zhao completó durante décadas de coleccionar y arreglar. El trabajo se agrupó en 12 categorías, abarcando varios temas médicos relacionados con enfermedades, curaciones y materia médica, incluyendo la medicina popular.

De las 12 categorías, sólo existen dos, que fueron revisadas e impresas por Zhang Yingchang en el décimo año del reinado de Tongzhi (1871). El prefacio de este manuscrito afirma que el autor tardó 40 años en completar la obra, entre 1765 y 1805, durante los reinados de los emperadores Jiaqing y Qianlong, ambos de la dinastía Qing.

Este cuerpo de conocimientos compila los conocimientos que, en la práctica, siguieron los chinos en su diáspora hacia diferentes puntos en el sudeste de Asia, especialmente Filipinas.

La influencia del comercio de la Nao (4)

La bióloga mexicana Reyna María Pacheco Olvera ha estudiado el intercambio de plantas a bordo del Galeón de Manila. Ella informa que se comerciaron con fines medicinales plantas secas como la manzanilla, en preparaciones en agua, aceites y ungüentos. "(t)ambién se enviaban semillas, raíces y frutas como la pimienta malagueta (Pimienta dioica L.), la raíz de jalapa (Convolvulus jalapa L.), la quina de Perú (Cinchona officinalis L.), el azafrán (Crocus sativus L.) y los dátiles (Phoenix dactylifera L.), e incluso se transportaron plantas vivas, como la violeta (Violeta officinale L.)."

El intercambio era claramente en ambos sentidos, pues el consumo europeo y americano de plantas para usos farmacéuticos incorporó las de origen asiático.  Se crearon empresas dedicadas a su cultivo, si era el caso de que fuera más barato producirlas, por ejemplo en México, o importarlas desde Filipinas. "Por ejemplo, (...) la industria farmacéutica se vio favorecida al enriquecerse con el intercamnio de productos para remediar diversos padecimientos. En México se conocen numerosos remedios de herbolaria tradicional en l que se utilizan especies introducidas como manzanilla, ricino (Ricinus communis L.), ruda (Ruta graveolens L.), perejil (Petroselinum sativum Hoff.), orégano (Origanum vulgare L.), además de las especies nativas."

El Galeón de Manila fue un vehículo esencial para lograr este intercambio, enriqueciendo tanto el acceso a remedios médicos, como a productos textiles y alimentos.

___________
(1) Patricio Hidalgo Nuchera (ed). Los Primeros de Filipinas. Crónica de la Conquista del Archipiélago. Madrid: Miraguano Ediciones y Ediciones Polifemo, 1995. pp. 221.

(2) Reflexiones sobre Materia Médica China. Disponible en línea: https://www.researchgate.net/publication/280447053_Reflexiones_sobre_Materia_Medica_China [consultado: Mar 02, 2019].

(3) Paulina Machuca. "The arrival of American plants in the Philippines: ecological colonialism in the sixteenth-to-eighteent centuries." Anais de História de Além-Mar, XV (2014). pp.231-260.

(4) Reyna María Pacheco Olvera, "El intercambio de plantas en la Nao de China y su impacto en México.", en Caminos y mercados de México, Janet Long Towell y Amalia Attolini Lecón (coordinadoras). México: UNAM, Instituto de INvestigaciones Históricas e Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2009. pp. 593-608.

Se puede consultar también el portal iniciado por esta investigadora: https://sites.google.com/site/ethnobotanynao/

lunes, 25 de marzo de 2019

Medicina Filipina

Esta breve entrada es más modesta que el título que lleva. Es la referencia a El Libro de Medicinas Caseras de Fr. Blas de la Madre de Dios, publicado en Manila en 1611. Sin embargo, el tema es muy vasto porque permite observar la riqueza del conocimiento farmacológico en esta región de Asia  en aquella época.  Es un testimonio también de las influencias que este cuerpo de saberes recibió de otras culturas, sobre todo la china y para sorpresa de algunos también de las culturas americanas.

El libro de fray Blas de la Madre de Dios fue publicado originalmente en 1611 pero reeditado hasta 1992 por Francisco Guerra y María del Carmen Sánchez (Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica del Instituto de Cooperación Iberoamericana y el patrocinio de la Comisión Nacional del V Centenario).

El autor nació en Lisboa alrededor de 1555 y muy joven fue enviado a la India con la posibilidad de ser comerciante. En 1581 estaba en el puerto de Malaca donde dejó el comercio y se integró a la Provincia franciscana de San Gregorio Magno. En 1585 se trasladó a Manila, donde su congregación religiosa mantenía un hospital dedicado a la atención de los indígenas. Su aprendizaje de la lengua tagala y su dedicación religiosa le permitió compilar gran cantidad de información sobre los conocimientos médicos y prácticas filipinas que incluye en su libro. Falleció en Manila el 7 de septiembre de 1626.



El libro de Medicinas Caseras de Fr. Blas de la Madre de Dios, Manila 1611.

Escriben los editores modernos que "(...) el valor singular que representa este primer herbario misionero de Filipinas, no radica sólo en la actividad farmacológica de las drogas que menciona, ni en la creencia doctrinaria de la patología humoral, sino en haber recogido el sistema terapéutico de una medicina tradicional que reunía elementos antropológicos característicos de la cultura filipina."

El libro muestra un amplio conocimiento de saberes prácticos, útiles para el contexto en que los medicamentos y remedios sirven para curar o mejorar la condición del paciente. "(...)  el cuerpo enfermo se cura a sí mismo como una reacción fisiológica natural al proceso de la vida; pero, es bien sabido que cada horizonte cultural establece en su evolución lo que es salud y lo que debe ser considerado como enfermedad." En las comunidades indígenas filipinas "el estado de enfermedad estaba determinado por creencias mágicas acerca de su origen y tratamiento, y a lo largo de siglos habían adoptado normas para la atención de los enfermos y agentes curativos cuya actividad sobrenatural estaba profundamente arraigada entre ellos, independientemente de su acción farmacológica."

Algunos antecedentes

La ocupación de las Filipinas por los españoles se dió casi un siglo después de la conquista de México y Perú. En este caso, por la historia personal de Fray Blas de la Madre de Dios, debe mencionarse también el legado del despliegue portugués en Asia desde el siglo XVI. Es decir, en este compilador de los conocimientos médicos de los filipinos debemos hacer referencia a dos tradiciones europeas paralelas que "observan" al mundo indígena de las islas con los filtros de otras culturas. Es clave que en el lado portugués existiera el ímpetu por recopilar información sobre medicinas y especias comerciales, tal como fue Tomé Pires  (1465?-1524) "apotecario" (farmacéutico) del príncipe Afonso de Portugal y comisionado en Malaca entre 1512 y 1515. El resultado fue un libro, Summa Oriental, que permaneció en la oscuridad hasta el siglo XIX y que contiene detallada información sobre el comercio de todo tipo de productos, así como sobre los puertos y los pueblos del Sudeste de Asia.

Otro texto fundamental que recopila información desde la India es Coloquios dos Simples e Drogas da India (Goa 1563) por Garcia de Orta (1501?-1568), un portugués de origen judío. Lo novedoso del libro de Orta es que discute con una visión científica euroasiática de aquella época la importancia de los medicamentos. Su obra tuvo cierta difusión en los medios europeos, sobre todo cuando fue traducida al latín por Carolius Clusius en 1567. Desgraciadamente, el origen judío del Orta oscureció la difusión de su obra y por cierto fue juzgado por la Inquisición después de su muerte.

Otro compilador de los conocimientos médicos asiáticos fue Cristóbal Acosta o Cristovão da Costa (c.1525-1594), quien publicó en Burgos en 1578 su Tractado de las Drogas y Medicinas de las Indias Orientales, en idioma español. Esta obra toma partes del libro de García Orta y tuvo mayor difusión. También fue traducido al latín, el idioma de los universitarios europeos.



Descripción de la piña, en el Tractado de Acosta, 1578
(wikipedia, public domain)


La herencia portuguesa en el conocimiento de Asia es poco reconocida en la actualidad, como si en en el siglo XVI y XVII no hubiera habido contacto con el mundo hispánico, lo cual es absurdo. El libro de Fray Blas de la Madre de Dios prueba la circulación de conocimientos, aún con la dificultad de las distancias y que la información fluía en el seno de pequeñas élites.

Del lado del Pacífico, es inevitable citar la existencia del Códice De la Cruz-Badiano, que es una obra mayor de recopilación del conocimiento farmacológico de las plantas de América usadas por los aztecas.  El códice fue escrito por el médico indígena Martín de la Cruz, nacido en Tlatelolco y que probablemente fue traducido del náhuatl al español por Juan Badiano, estudiante indígena del Colegio franciscano de Santa Cruz de Tlatelolco. El códice tiene fecha de 1553 y pasó por varios acervos europeos hasta que en 1990 fue devuelto por el Vaticano a México. Lo menciono aquí porque representa tanto el amplio conocimiento de los pueblos sobre la herbolaria y sus efectos, como por el interés de los misioneros por recobrar tales conocimiento. A ese celo diríamos científico se adhiere el trabajo realizado por los misioneros que como Fray Blas de la Madre de Dios hizo en Filipinas. Resalta que en 1672 se publicara en Querétaro, México, el Tesoro de Medicinas atribuido a Gegorio López, que es una mezcla de información europea y mexicana.

Otras publicaciones

Pero, centrándonos en la idea de la medicina local filipina y las publicaciones hechas durante el período hispano, los editores de la obra de Fray Blas de la Madre de Dios reconocen que los médicos y cirujanos formados en la tradición europea supieron reconocer el valor de los conocimientos locales, porque atendían a los pacientes tanto criollos como indígenas en condiciones locales. A esto le llaman medicina misionera.
Algunos de estos conocimientos eran en ciertos casos simples apuntes que se iban acumulando en los hospitales para resolver los casos concretos de las enfermedades de esos lugares. Estas obras fueron publicadas décadas y hasta siglos después de que fueron escritas y sobre todo utilizadas en Filipinas.  Aquí la lista elaborada por Francisco Guerra y María del Carmen Sánchez:
Se tiene conocimiento del libro de Fray José de Valencia (c.1610-1669) lego franciscano, quien escribió Flora Filipina: en la que con minuciosidad se describen las raíces y yerbas, sus figuras, sitios donde se crían y sus virtudes medicinales. No llegó a publicarse. 
El jesuíta Francisco Ignacio Alcina (1609-1674) escribió la Historia Natural del sitio, fertilidad y calidad de las Islas e Indios de Bisayas, concluída en 1668, con dos capítulos dedicados a plantas medicinales y aromáticas.
El agustino Ignacio de Mercado (1648-1698) escribió en 1685 Libro de Medicinas de esta tierra y declaracones de las virtudes de los árboles y plantas que están éstas Islas Filipinas.  Sin embargo fue publicado hasta 1837 y 1845 como parte de una gran publicación del padre Francisco Maniel Blanco (1778-1845) bajo el título Flora de Filipinas, según el sistema sexual de Linneo, en el último cuarto del siglo XIX.  El valor de esta obra se acrecienta por la participación de varios artistas, 12 filipinos y 5 españoles, que ilustraron esta obra. Recientemente ha sido publicada nuevamente en Manila, como obra de colección, por el grupo editorial Vibal.
George Joseph Kamel (1661-1706), jesuita, escribió Herbarum Aliarumque stirpium in insula Luzone, Philippinarum primaria, nascentium. Partes de esta obra llegaron a la Royal Society de Londres que las incluyó en Philosophical Transactions en 1699 y en el tomo III de Historia Plantarum de John Ray en1704.
El jesuita Pablo Clain o Paulus Klein (c.1670-1717) publicó en Manila en 1712 Remedios fáciles, para diferentes enfermedades, en donde se incluyen numerosos nombres indígenas de remedios filipinos.
El jesuita Juan José Delgado (1697-1755) "incluyó mucha información medicinal" en su libro Historia general sacro-profana, política y natural de las Islas del Poniente llamadas Filipinas. Esta obra también tardó en publicarse hasta el final del siglo XIX.
El agustino Alejandro Cacho (c. 1675-1745) escribió Medicina de árboles y yerbas, sobre la flora filipina de las provincias de Nueva Ecija y Nueva Vizcaya.
Otro agustino, Antonio Mozo (1720-1794) incluye información sobre botánica medicinal de las Filipinas en su Noticia histórico-natural de los gloriosos triunfos de la Orden de San Agustin en las Islas Filipinas, impresa en Madrid en 1763.
El agustino Juan de Viso (c. 1720-1750) escribió un Tratado sobre los Arboles y hierbas índicas y Filipinas.
Hipólito Casiano Gómez (1655-1726), agustino misionero en la isla de Cagayancillo escribió Tratado de Medicina Casera en lengua panayana.
El dominico Fernando de Santa María (1704-c. 1770) fue el autor del Manual de Medicinas caseras para consuelo de los pobre Indios, impreso en Manila en 1768. Esta obra fue muy popular y contó hasta seis reimpresiones. Contiene una lista de drogas filipinas de la zona de Manila.
El dominico Juan Belby o Belvis escribió hacia 1798 unos Apuntes relativos a las Plantas Filipinas, que no fueron publicados.
Los agustinos Julio Saldaña (1835-c.1910) y Mauricio Ferrero (1844-c.1910) publicaron en Iloilo sendos tratados de Medicina Casera a fines del siglo XIX, en lengua bisaya.
Como se puede observar, el largo arco de tiempo en que se realizaron las observaciones de la naturaleza filipina y de los conocimientos locales, transitaron diferentes concepciones de la medicina desde la concepción humoral (dominante en el Medioevo europeo) hasta llegar a la visión naturalista ilustrada del siglo XIX.  Filipinas fue una fuente fértil de observación y conocimiento que debe ser reconocida en la actualidad.

Seguiremos con este tema en las próximas entradas del blog.