Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

viernes, 26 de marzo de 2021

El "Peligro Amarillo"

Un deporte de moda en los medios occidentales, incluyendo a México, es acusar a los chinos de ser una amenaza para el orden internacional y para los conceptos de democracia y derechos humanos. Este blog es de historia, y en lugar de discutir en el terreno de las relaciones internacionales contemporáneas ofrezco al lector una breve revisión de varios momentos del siglo XVI, de una corriente etnocéntrica que ha llegado a extremos de abierto racismo en contra de los asiáticos y en particular de los chinos. 

Debido a mi experiencia diplomática de casi tres décadas, principalmente en adscripciones en Asia, me he encontrado con una variedad de expresiones racistas, en muchos niveles y con intenciones diferentes, que descalifican a los terceros con base en los tonos de la piel y establecen estereotipos inaceptables. En pleno siglo XXI veo el resurgimiento de las peores formas de tales prejuicios.

Pero ¿de dónde proviene esta caracterización de las personas asiáticas como amarillas? ¿Qué significado tuvo y tiene para el trato social, político y hasta económico? 

Vayamos al pasado. 

 
Reaparece el inaceptable racismo contra la población asiática. 
El cartel de 1899 muestra a Occidente como una mujer inerme agredida por los chinos. 
El siglo XIX fue la época de los tratados desiguales impuestos por las potencias extranjeras contra muchos países. 
Imagen tomada de Wikipedia.
                         

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Algunas de las descripciones de visitantes europeos a Asia, en el siglo XVI, se referían a los habitantes de esas naciones, específicamente a chinos y japoneses, como blancos. Sin embargo, en aquella época el término equivalía a personas similares en desarrollo y organización a los europeos. Eso denota evidentemente un rango jerárquico en el que los europeos se consideraban superiores a todos los demás. Para sopresa de los viajeros portugueses y españoles de aquella época, se encontraban ante civilizaciones muy avanzadas y uno de sus rasgos era la piel que ellos calificaban como blanca para equiparalos con ellos. Si, es una visión simple o hasta burda, pero servía para tomar decisiones como el comerciar con ellos, considerar que eran susceptibles de adoptar voluntariamente la religión católica y aceptar el dominio de los poderes europeos. 

Los portugueses, comandados por Afonso de Albuquerque, tomaron en 1511 la ciudad de Malaca, importante centro comercial de la región del Sudeste de Asia. Su intención era controlar la arteria principal del comercio de especias. Poco después, Tomé Pires, un funcionario de esa misión escribió acerca de la vida social de la región, en un documento muy valioso para comprender el avanzado nivel de esas sociedades. Una frase que llama la atención es su descripción de la gente de China como "blancos de una albura como la nuestra" (1).

Otro importante cronista portugués de la primera parte del siglo XVI, Duarte Barbosa, describe a los chinos de la siguiente manera:

los habitantes de este reino son grandes comerciantes, hombres blancos y bien dispuestos. sus mujeres son de muy hermosos cuerpos. Ellos y ellas tienen ojos pequeños, en la barba no más tres o cuatro cabellos (como signo de) gentileza; y cuanto más pequeños son los ojos, los hombres  son considerados más gentiles (3).

Hace 500 años, Antonio Pigafetta refiere en su diario, en la isla de Cebú el 9 de abril de 1521, la forma en que Magallanes entró en contacto con la autoridades locales, acordó el trato comercial y la conversión religiosa de los habitantes de la isla. Se estableció que el rey local establecía una Alianza con España. Se intercambiaron regales, comieron y bebieron juntos. Un detalle interesante es su referencia a la desnudez de las muchachas.

"Estas muchachas eran muy bonitas y casi tan blancas como los europeos, y no por ser ya adultas dejaban de estar desnudas; algunas, sin embargo, llevaban un trozo de tela de corteza de árbol desde la cintura hasta las rodillas; pero las otras estaban completamente desnudas: (...) tenían los cabellos largos y negros, y un velillo ceñía su cabeza. No llevan nunca sandalias ni otra clase de calzado. Merendamos en casa del príncipe y volvimos en seguida a nuestro navíos." Los subrayados son míos (3)

Fernando de Magallanes moriría pocos días más tarde de esa ceremonia descrita por Pigafetta, el 27 de abril de 1521, en la playa de Mactán. En otra oportunidad podré comparar la visión que tenían los soldados de Hernán Cortés, exactamente en aquellos años, acerca de los pobladores de América.

Al final de aquel siglo, una vez establecido el dominio español sobre el archipiélago de las Filipinas, los ánimos para conquistar China encendieron muchas interpretaciones que acentuaban, todavía, el aprecio de las cualidades del Imperio del Medio. Ya hemos tocado el tema en este blog y mencionado los alegatos para invadir China. En el plan presentado por el padre Alonso Sánchez ante el rey Felipe II, se señalan 13 razones, oportunidades y ventajas para esta aventura, pero dejo al lector la revisión del inciso número ocho:

"Que por ser la gente tan ladina y de tanto entendimiento blanca, vistosa, y de linda disposición y tan noble y tan rica y que no tiene cosa de indios sino que salva la Fé y valentía en todo lo demás nos hacen ventaja y por ser las mugeres extrañamente honestas, graves y recogidas y fidelísimas y muy humildes y sugetas á sus maridos y de tanta ó mas gracia, hermosura y discreción que las de España y ricas y nobles, sera muy llano y ordinario honesto y honroso como ya se hace en Macan (Macao) el casarse los españoles capitanes y soldados mercaderes y de todas suertes aunque sean ilustres con ellas y asentar y arraigar en la China y con esto mezclarse propagarse multiplicarse, unirse y hermanarse y cristianarse todo en breve, lo cual nunca ha habido ni se ha hecho en ninguna parte de las Indias que se han descubierto y poblado que por ser la gente bárbara y vil pobre y fea nunca ha habido nudo ni unión de casamientos ó han sido pocos y afrentosos y tenidos ellos y sus hijos y descendientes por genero de infamia y deshonra por lo cual ni ha habido entre las naciones amor ni unidad ni seguridad ni confianza ni multiplicación ni aumento ni llaneza de parte de los naturales ni asiento ni aplicación de los españoles, y asi ni población ni gobierno y asi ha sido todo barbaridad y perdición y depravación espiritual y temporal de las leyes y gobierno y de las haziendas pueblos y personas que todo ha ido siempre de mal en peor, y acabándose, de lo cual nada ha de pasar en la China ni habrá lugar á tantos desconciertos por la ocasión que ha de haber de casamientos amistad y familiaridad como con iguales de perseverar y echar raices en la tierra por lo dicho de la honestidad y hermosura, nobleza y riqueza y discreción de la gente y otras muchas comodidades de la tierra." (4)

Como se puede ver, se trataba de un plan que afortunadamente no fue aceptado por Felipe II. Se trataba de una conquista y colonización que de alguna forma tomaba experiencia y corregía lo que había sucedido en América (donde según Sánchez la gente es bárbara, vil, pobre y fea).

* * *

La lista de expresiones favorables a los habitantes de Asia se extiende a numerosos cronistas, portugueses y españoles, que elogian el nivel de creatividad e ingenio, la organización social (conocida como 'buena policía') y equiparaban a los asiáticos con los europeos. En casi todos los casos se menciona la posibilidad de convertir a las poblaciones hacia el Catolicismo. En esa lista entran las cartas de Francisco Xavier, de Diego Pantoja, Mateo Ricci,  y textos muy elogiosos en el caso de Japón: el padre jesuita Luis Frois y el gobernador español de las Filipinas Rodrigo de Vivero

Podría señalarse que el acercamiento misionero a las culturas de Asia rindió frutos al menos en el conocimiento de las culturas que anima a los pueblos de ese continente. Ha sido el diálogo cultural más importante entre Oriente y Occidente y quizás no se ha vuelto ha presentar ese grado de compresión o voluntad de comprender al otro. Desde el lado americano del Océano Pacífico, la influencia asiática era apreciada en sus expresiones artísticas, los biombos, las porcelanas, las sedas, pero también en cuanto a la idea de un orden social casi ideal.

¿De dónde sale entonces el sesgo racial y el cambio en la apreciación hacia los pueblos asiáticos?

Michael Keevak, quien estudia este fenómeno y elabora una larga compilación de testimonios de la primera era de contactos entre Europa y Asia, explica que la racialización de los otros es ante todo un fenómeno de los propios europeos. En los escritos europeos de la época, señala Keevak, las referencias al color de piel tienden a reflejar concepciones clásicas y medievales de los efectos del clima y la geografía en los seres humanos y no una visión biologista de que algunas personas son inherentemente superiores a otras (5)

Conforme se fueron intensificando los contactos y crecieron los interéses en el comercio, la caracterización de "los otros" fue incluyendo el caracter racial como modo de catalogar a los pueblos. El concepto básico es que lo blanco es lo avanzado y los matices de colores se van convirtiendo en lo atrasado, lo grotesco, lo bárbaro. Los asiáticos comenzaron a ser calificados de manera despectiva como amarillos. El prejuicio racial se profundizó en la época más aguda del esclavismo del siglo XVIII al XIX. En aquel período tomaban las riendas de la hegemonía mundial otras potencias, como Holanda e Inglaterra y más tarde Francia y Alemania. Tal despropósito incorporó elementos seudocientíficos que clasificaban a "las razas", en total desconocimiento de que todos los humanos somos parte de una sola raza.

El ideal (blanco) del capitalismo moderno.

A principios del siglo XX, el modelo de capitalismo exige un perfil específico "racial" y religioso, el protestantismo, según la elaboración de Max Weber. "La práctica ética que mejor representa a este ethos solicitado por el capitalismo es, para Weber, la del cristianismo protestante, y en especial la del puritanismo o protestantismo calvinista, aquel que salió del centro de Europa y se extendió históricamente a los Países Bajos, el norte del continente europeo, a Inglaterra y finalmente a los Estados Unidos de América." Todo lo que es diferente a este modelo de civilización estaría fuera de la modernidad capitalista. (6).

La clasificación por el color de la piel es subjetiva y falsa, y solamente ha servido para justificar todo tipo de abusos en el trato de las potencias coloniales con poblaciones de otros países "no blancos". En el momento actual son inaceptables el lenguaje y las prácticas del racismo, aunque se expresan en muchas formas tanto a nivel popular en Estados Unidos y Europa. Quizás el racismo más pernicioso, el anhelo de la blanquitud, es el que se cuela por las rendijas del clasismo, de las oportunidades negadas, del desprecio a los pobres en nuestros propios países.

El conflicto actual entre EUA y China, sobra decir, no se limita al aspecto racial, pero creo que existe un vacío en el lenguaje que posibilita el diálogo. Se exige a China seguir los cánones culturales y el modelo político occidental. El problema es que cuando la confrontación baja al ras del suelo, comienzan a aparecer los signos de intolerancia contra China y "lo asiático" (así, sin diferenciaciones) que estamos viendo en varias partes del mundo.

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(1) "Ho Rey de China he Jentío da grande terra he a Jemte da chyna branqa da nossa alvura vesten os mais panos pretos Dalgodam". Armando Cortesão. The Suma Oriental of Tomé Pires an Account of the East, from the Red Sea to Japan, Written in Malacca and India in 1512-1515 ; and the Book of Francisco Rodrigues: Rutter of a Voyage in the Red Sea, Nautical Rules, Almanack and Maps, Written and Drawn in the East before 1515. Nendeln, Liechtenstein: Kraus Reprint, 1967. pp. 392-393. La Real Academia Española dice de albura, blancura perfecta.

(2) Viaje alrededor del mundo por el Caballero Antonio Pigafetta gentilhombre de Vicencio, en Mauricio Obregón, La Primera Vuelta al Mundo, Magallanes, Elcano y El Libro Perdido de la Nao Victoria, Bogotá: Plaza & Janes, Colombia, 2da ed, 1988. pp. 204-207)

(3) "os moradores de este reino sao grandes mercadores, sao homens brancos e bem dispostos. suas mulheres sao de mui formosos corpos, eles e elas tem os olhos pequenos, nas barbas tres ou quatro cabelos noa mais, por gentileza; e quanto mais pequenos tem os olhos, tanto os hao por mais gentis homens." Traducción mía. Duarte Barbosa. O Livro de Duarte Barbosa. Introduçāo e Notas de Neves A’Guas. Lisbon: Publicaçōes Europa-América, 1993. 

(4) Francisco Colín (1663). “Labor Evangélica de Los Obreros de La Compañía de Jesús en las Islas Filipinas por el P. Francisco Colin de La Misma Compañía." - Libro Digitalizado a Partir Del Material Sin Derechos de Autor En La Biblioteca Estatal de Baviera En Munich [Alemania] 2007-2017 Búsqueda de Imágenes,” 1904.

(5) Michael Keevak. Becoming Yellow: A Short History of Racial Thinking. Princeton University Press, 2011. 

(6) Es muy aprovechable la lectura del breve ensayo de Echeverría, Bolívar. “Imágenes de la ‘blanquitud.’” México: Siglo XXI Editores Mexico, 2007. http://www.bolivare.unam.mx/ensayos/Imagenes%20de%20la%20blanquitud.pdf

Ver también:

Alatas, Syed Hussein. The Myth of the Lazy Native: A Study of the Image of the Malays, Filipinos and Javanese from the 16th to the 20th Century and Its Function in the Ideology of Colonial Capitalism. Routledge, 2013.
Ellis, Robert Richmond. They Need Nothing: Hispanic-Asian Encounters of the Colonial Period. University of Toronto Press, 2012.
Mungello, David E. The Great Encounter of China and the West, 1500-1800. London: Rowman & Littlefield, 1999.
Said, Edward W. Orientalism. New York:Vintage Books, 1979.


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