Para concluir el año, comparto con los lectores de esta bitácora dos noticias y una anécdota personal.
1. Se ha creado un comic en España dedicado a narrar las batallas de la conquista en Filipinas, a finales del siglo XVI. Se llama Espadas del Fin del Mundo. En abril del 2016 fue lanzada la iniciativa de un grupo de jóvenes profesionistas apasionados de la historia de Asia y la divulgación con nuevos medios.
En el primer volumen se narra una jornada militar española en el norte de Luzón, a manos de Juan Pablo de Carrión, en el año 1582. Ese fue un momento crucial en la conquista de Filipinas porque se asomaba la posibilidad de una invasión japonesa en aquella parte de las islas. La parte artística es de Juan Aguilera Galán y el guión, basado en sólida investigación histórica, de Ángel Miranda Vicente.
2. En octubre de 2017 dió inicio la serie de televisión española, en ocho capítulos, Conquistadores:Adventum.
Todos los capítulos se pueden ver en YouTube, y valen la pena. La premisa central es que la expansión global encabezada por Portugal y España a principios del siglo XVI se realizó de manera simultánea en muchas partes del mundo. Es cierto, pero la forma de enseñar historia separa los acontecimientos en Cuba, Panamá, Congo, México, Costa Verde, Florida, Perú, Chile, Filipinas y desbarata la comprensión de un proceso globalizador de enormes proporciones.
Se puede observar que la producción fue generosa en las escenas marítimas y en las selvas, pero mi opinión como expectador es que algunas escenas en ámbitos cerrados son un poco lentas y complicadas. Sin embargo, me da gusto ver que el mercado demanda un nuevo tipo de producciones que entretengan y proporcionen conocimiento.
3. Sonrisas. Hace tres años estaba en el aeropuerto de Laoag, Ilocos norte, cuando los pasajeros llevábamos dos horas de un retraso cuidadosamente programado por la línea aérea. Junto a mi, un joven filipino inició una cordial conversación. Él viajaba con dos parejas también jóvenes y con hijos. Me comentó que todos había ido a una boda a esa pequeña ciudad del norte de Luzón; le había tocado ser best-man de un compañero de trabajo que conoció en Qatar (o Catar) Así entendí que los otros padres de familia formaban un equipo de trabajo de filipinos en Oriente Medio con un fuerte sentido de solidaridad. Provenientes de diferentes regiones de Filipinas, sin embargo se sentían unidos por las dificultades de pasar casi un año en el extranjero, sin familia, los pasaportes confiscados por los patrones, y bajo temperaturas imposibles de hasta 50 grados centígrados. Lo peor es el maltrato y el mal humor de los capataces qatarís (cataríes) que por cualquier razón golpean con cañas a los trabajadores y llevan una contabilidad perversa de castigos hasta romper las varas en el cuerpo de la víctima. Los filipinos prefieren soportar eso a frustrar su esperanza de ahorrar dinero para comprarse una casa a su regreso, poner una tienda y tener más hijos. Si, este es el siglo XXI y ellos son conquistadores de otra calidad.
Todo ello contado con una insobornable sonrisa.
A los lectores, espero que disfruten esta temporada y les deseo lo mejor para el 2018.
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