Las ventajas de los holandeses al entrar durante las últimas décadas del siglo XVI en los territorios del Sudeste de Asia consistían en concentrarse en el aspecto comercial y militar, sin ánimos hasta ese momento de conquistar o dominar tales territorios. Los portugueses y españoles tenían otras metas y mecanismos para hacer prevalecer su dominio, al menos en los principales puertos de comercio de la zona y, principalmente en el caso de Manila, convertir a las poblaciones en espacios bajo el gobierno imperial castellano. Los holandeses eran efectivos porque ensayaron diferentes vías para controlar el abasto de especias (monopsonio dicen los economistas), atacar y desestabilizar el comercio portugués y castellano.
De hecho, la tregua de doce años entre holandeses y españoles acordada en 1609 no se cumplió en Asia, donde continuaron las hostilidades, con grandes pérdidas para los ibéricos o, si se quiere usar un concepto económico: grandes costos de defensa que reducían la rentabilidad del comercio de Portugal y España en Asia. Los aspectos de propaganda religiosa tenían menos interés en el lado holandés, mientras que los ibéricos, sobre todo los castellanos en Filipinas, en paralelo a los jesuítas patrocinados por Portugal en China y Japón, invirtieron recursos humanos y materiales para propagar la religión católica romana. Nueva España estuvo íntimamente ligada a este esfuerzo.
Veamos algunos aspectos de esta confrontación en aguas asiáticas entre los poderes europeos.
En 1602 las expediciones realizadas por los holandeses en aguas asiáticas motivó la creación de una compañía por acciones que habría de tener consecuencias de muy largo plazo en los siglos subsecuentes: la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, mejor conocida como VOC (Vereenigde Oostindiche Compagnie) o Dutch East India Company.
Se trataba de negocios en su manera más depurada, incluyendo la legitimidad de la violencia. Jacob Van Heemskerck (1567-1607) condujo una serie de ataques a las flotas portuguesas y españolas en el Mar de China en los años 1600 y 1605. En 1603 dirigió el asalto contra el galeón portugués Santa Catarina, 1603, y el ataque a la armada española en Gilbaltar, 1607, donde murió.
De hecho, la tregua de doce años entre holandeses y españoles acordada en 1609 no se cumplió en Asia, donde continuaron las hostilidades, con grandes pérdidas para los ibéricos o, si se quiere usar un concepto económico: grandes costos de defensa que reducían la rentabilidad del comercio de Portugal y España en Asia. Los aspectos de propaganda religiosa tenían menos interés en el lado holandés, mientras que los ibéricos, sobre todo los castellanos en Filipinas, en paralelo a los jesuítas patrocinados por Portugal en China y Japón, invirtieron recursos humanos y materiales para propagar la religión católica romana. Nueva España estuvo íntimamente ligada a este esfuerzo.
Veamos algunos aspectos de esta confrontación en aguas asiáticas entre los poderes europeos.
En 1602 las expediciones realizadas por los holandeses en aguas asiáticas motivó la creación de una compañía por acciones que habría de tener consecuencias de muy largo plazo en los siglos subsecuentes: la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, mejor conocida como VOC (Vereenigde Oostindiche Compagnie) o Dutch East India Company.
Se trataba de negocios en su manera más depurada, incluyendo la legitimidad de la violencia. Jacob Van Heemskerck (1567-1607) condujo una serie de ataques a las flotas portuguesas y españolas en el Mar de China en los años 1600 y 1605. En 1603 dirigió el asalto contra el galeón portugués Santa Catarina, 1603, y el ataque a la armada española en Gilbaltar, 1607, donde murió.
En la madrugada del 25 de febrero de 1603, tres barcos de la Compañía de las Indias orientales (V.O.C.) tomaron por asalto el galeón portugués Santa Catarina frente a las costas de Singapur. El botín fue tan grande que era el doble de la inversión con que contaba en ese momento la VOC. Los portugueses exigieron el retorno de lo expropiado, pero en esa oportunidad los holandeses esgrimieron el concepto de Mare Liberum, que consiste en el derecho de libre navegación para todos, en contra de la práctica de Mare Clausum, o cerrado, con que operaban los ibéricos. El ideólogo de ese concepto fue el abogado holandés Hugo Grocio, considerado hoy en día como fundador de uno de los principios del derecho internacional. Grocio fue encargado por los comerciantes holandeses en Asia de preparar una respuesta legal contra las quejas de los portugueses por el ataque al Santa Catarina.
De un lado, se esgrimía que el asalto a una nave era pura y llanamente piratería y que debía ser castigada como tal. Los holandeses se defendieron señalando que en aguas internacionales no podía ser aceptada la soberanía que los ibéricos reclamaban. Por aquellos años, portugueses y españoles reclamaban como su territorio, con base en la autoridad del Papa y el derecho de conquista, todo el sudeste de Asia. Los rebeldes holandes, obviamente, no aceptaban ni la autoridad de Roma, ni la soberanía ibérica, por aquel entonces unificada en la figura de Felipe Segundo de España y Primero de Portugal.
De un lado, se esgrimía que el asalto a una nave era pura y llanamente piratería y que debía ser castigada como tal. Los holandeses se defendieron señalando que en aguas internacionales no podía ser aceptada la soberanía que los ibéricos reclamaban. Por aquellos años, portugueses y españoles reclamaban como su territorio, con base en la autoridad del Papa y el derecho de conquista, todo el sudeste de Asia. Los rebeldes holandes, obviamente, no aceptaban ni la autoridad de Roma, ni la soberanía ibérica, por aquel entonces unificada en la figura de Felipe Segundo de España y Primero de Portugal.
Steven van der Hagen (1563 - 1621) Fue el primer almirante de la VOC a partir de 1605. Es interesante observar que advirtió a la compañía que los métodos de eliminar a los adversarios, incluyendo a los ingleses que también asomaban por la zona, y reducir a las poblaciones locales traería más conflicto que beneficio (enfrentamiento entre Holanda e Inglaterra). Sin embargo, la gestión de la VOC se encaminó al control total de la producción de especias, incluyendo la quema de plantaciones en Amboina, en las islas Molucas.
Cornelis Matelieff de Jonge (1569-1632), otro de los primeros comandantes al inicio del despliegue holandés en la región del Sudeste de Asia, dejó testimonios de su visión estratégica, que deben ser recogidos por la historiografía del Pacífico, en particular de las Filipinas. El 4 de enero de 1608, el almirante holandés Matelieff de Jonge escribía desde Banten, Indonesia, a su colega el también almirante Paul van Caerden acerca de las condiciones en el Sudeste de Asia. Ambos habían recibido instrucciones para explorar posibilidades de enfrentar a los enemigos portugueses y españoles en la región. Las areas estratégicas identificadas por Matelieff eran el estrecho de Malaca, las islas Molucas, en especial Ternate, las costas de China y la isla de Luzón en las Filipinas. El documento ha sido publicado en 2015 inglés por el Dr. Peter Borschberg, y muestra la habilidad de Matelieff para comprender las posibles alianzas con los poderes locales, malayos, molucos, chinos, tagalos, así como de las técnicas navales que permitirían a los holandeses dominar el área. El texto no tiene desperdicio, por lo que traduzco del inglés dos párrafos:
Por lo que corresponde a la observación de los barcos en la costa de China, como fue encomendado por los Directores (la dirección colectiva de la VOC en Holanda), en Ilha Branca y en Lamao (la primera frente al actual Hong Kong y la segunda en las costas de Shantou). No sé que se pueda hacer en Isla Blanca, pero creo que es muy cerca de Macao, y ellos (los portugueses) pueden ser advertidos por los pescadores (chinos) porque la costa está llena de barcos. En cuando a Lamao es (también) incierto, porque (las naves holandesas) pueden quedar a la vista, si se queda a la deriva las corrientes y el viento pueden pueden llevarse el barco. Si se ancla, la gente de Lamao puede enviar mensaje a Cantón por tierra en cuatro días, cuatro jornadas de 24 horas por vía marítima hasta Macao que no está a más de 60 millas. No tengo ningún conocimiento de la navegación hasta Japón. No pude realizar comercio con China, porque llegaron los portugueses (con seis galeones y muchas fustas) para impedir el comercio. No intenté dar pelea contra ellos con mis tres barcos, en mal estado de navegación, estando en territorio enemigo y con mucho capital. Estoy completamente convencido, sin embargo, que si los portugueses no nos hubieran expulsado habríamos comerciado ahí, tomando en cuenta todas las circunstancias y todo lo que logré aprender de los chinos acerca de lo que consideran importante, porque ellos también hacen todo lo posible para aumentar el comercio en su país.
Observando a los juncos chinos en Manila es dificil (enfrentarlos) con nuestros barcos. Tiene que ser con dos barcos grandes y dos yates, en buenas condiciones y listos para un viaje rápido, porque ya he visto que los juncos navegan muy bien como para ser inerceptados por los barcos grandes. Los dos barcos grandes servirán para dar pelea en caso de enfrentamiento armado. Pero para ese tipo de planes es buena idea echar ancla en Mindanao y tomar 10 o 12 korakora (caracoas) con moros de ahí que conocen el camino por todas partes. (Con su ayuda) podríamos tomar algunas plazas en tierra de los españoles, especialmente en un lugar llamado Oton, localizado en la isla de Panay: ahí se produce mucho arroz y carne que abastecen a Manila. No hay más de 20 o 25 soldados y 50 españoles a lo mucho. Sería una grave derrota para ellos, pero siempre es difícil realizar algo con los negros (referencia a la población local): adonde quiera que vayas, no cuentes en nada (con ellos) sino que todo el esfuerzo tiene que ser con tu gente blanca. Tampoco debes creer que puedes (dominar) a los juncos chinos si tu barco está mal preparado y es lento. Pero para decirte lo que pienso: olvídate de China por el momento y también de Manila, pero si quieres hacer algo en el estrecho y en los alrededores de Malaca, podrían caer en tus manos de inmediato. Debes destruir a los portugueses en el mar o todos nuestros amigos en las Indias se volverán nuestros enemigos. Si no tengo el favor del Señor para vencer al virrey (del Estado da India), las cosas se verán mal para nuestras factorías, especialmente en Patani, porque esos son unos sinvergüenzas.
El viaje de Cornelis Matelieff, tomado del libro de Peter Borschberg
La carta tiene la siguiente despedida.
Creo que no se debe atacar Malaca por tierra si no se tiene una gran fuerza de al menos 1200 soldados, pero en el mar hay que destruir las embarcaciones y cortar todos los abastos de la ciudad. Creo que la ciudad ha de estar tan fortificada ahora que será dificil (tomarla) y no puedes confiar en los negros -sólo como trabajadores, si tienes suerte.
Con esto, te deseo buena suerte y la victoria, y que ello sirva para la gloria de Dios y la paz de su iglesia. Tu amigo y sirviente, Matelieff de Jonge. 4 de enero de 1608, Banten (Indonesia).
Peter Borschberg, Journal, Memorial and Letters of Cornelis Matelieff de Jonge. Security, Diplomacy and Commerce in 17th-Century Southeast Asia, NUS Press, Singapore, 2015, pp. 243-244.
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