Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Los remordimientos de la conquista


Para Eugenio Reyes.

Un nuevo libro sobre los inicios de la presencia española en Filipinas muestra una perspectiva diferente. Esta vez, los conquistadores se encuentran aislados literalmente en un mundo que desconocen: el archipiélago filipino, la variedad de sus pobladores, de sus tradiciones y de sus ritos. El puñado de conquistadores que llega a Cebú en 1565, bajo el mando de Miguel de Legazpi, con personajes como Andrés de Urdaneta y Martín de Rada, establecen una relación trans-pacífica, que saben será de enormes beneficios para la corona española. En 1571 se encuentran ya en Manila y están en abierto negocio con el mundo asiático, aún cuando no saben ciertamente de dónde provienen las maravillas que llegan a la capital española de Filipinas. Los chinos se encargan casi de todo en el comercio con China, pero también llegan embarcaciones numerosas del oeste, Malaca, India, Camboya y Siam.



La historia que cuenta Romain Bertrand en Les long remords de la Conquete, editado el mes pasado por Seuil, comienza con un hecho insólito en la extraña normalidad de Manila. El 29 de mayo de 1577, el joven casi niño Diego Hernández de Ávila, nacido en la Nueva España, comparece ante el Gobernador. En ese año no había un obispo y la Inquisición sería establecida hasta 1583. ¿Cuál es la preocupación para iniciar un juicio de tanta trascendencia, que debe ser documentada y llevada hasta España? Tal vez el adolescente fue hechizado por sirvientes nativos y en su sueño ve un mundo completamente desconocido. ¿Un caso de alucinación ante una poderosa droga? Los esclavos indios son acusados de hechicería, en un proceso difícil de definir, pues todo apunta a la complicidad de los propios españoles que abusan de los indígenas y conviven con ellos. Toda la información ha estado guardada por siglos en el Archivo General de la Nación en México, ramo Inquisición.

Escrita con pasión y fluidez, esta historia es una investigación académica de casi 600 páginas, donde la mitad se refiere a fuentes. El extraño episodio muestra un ambiente lleno de recelos políticos entre los españoles y de temor ante lo desconocido, particularmente el poder de la magia de los filipinos. El libro muestra con lujo de detalles los límites de una conquista que parece no tener fuerza. El mundo asiático que se congrega en Filipinas es extremadamente cosmopolita, y sin embargo, los conquistadores cuentan con pocos recursos para dominarlo.


Espero que este tipo de narrativa histórica pueda tener un buen recibimiento, en la medida en que ofrece mucha información y un trabajo serio de análisis. En el ánimo de las historias conectadas que proclaman historiadores como Serge Gruzinski o Sanjay Subrahmayan, el texto entreteje lo que sucede en Asia, en la Nueva España y en Europa, en esa primera globalización.

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