El 4 de noviembre de 1588, un grupo de datus o jefes de diversos pueblos filipinos, fueron denunciados por haber preparado una insurrección contra los abusos de los españoles en las islas. Seis años antes, desde 1582, aquellos líderes de los barangay habían elevado sus quejas ante el rey de España por los excesos que se cometían contra su soberanía y contra la población indígena, a pesar de que esas comunidades habían aceptado ser vasallas de la corona. El trabajo esclavo, la expropiación de las cosechas y la venta forzada de mercancías a los pueblos, a costos inflados, eran parte de la lista de quejas expuestas ante las autoridades españolas, principalmente ante el Arzobispo.
La Insurrección en Tondo, o conspiración de Maharlikas, como fue llamada, fue organizada por la élite de origen malaya, en una villa cercana a Manila, separada sólo por el rio Pasig. En ella participaron múltiples pueblos e involucró a un yerno del sultán de Brunei, llamado Agustín Legazpi, sin parentesco con el conquistador español. Jefes provenientes de muy distintas poblaciones se reunieron desde 1586 para discutir sus demandas: la apropiación española de sus esclavos y del oro que poseían. Legazpi propuso un ataque armado contra los españoles, confiado en que tendría el apoyo de un comerciante japonés que tenía armas, el capitán Joan Gayo. Sin planes precisos, decidieron esperar el momento oportuno para su insurrección.
O. D. Corpuz señala que la población de los pueblos vecinos a Manila hacia 1588 podría calcularse en 7,500 personas, de los cuales 3,000 estaban bajo el control de encomenderos privados, el resto estaban sometidos a la real encomienda. Manila, en cambio, apenas contaba con un centenar de españoles, dedicados a la administración y la iglesia (1). Otros tantos españoles correspondían a la guardia militar, en algunos casos viviendo ya con mujeres filipinas. La vulnerabilidad de la colonia era muy clara, y existía el peligro inminente de un ataque comandado por el corsario inglés Thomas Cavendish. El ambiente estaba marcado por la incertidumbre pues llegaban las noticias desde México de que aquel pirata había tomado el galeón Santa Ana en las costas de California (noviembre de 1587).
Pasaron los meses y los planes de los insurrectos fueron cambiando por la reticencia de varios jefes a unirse a la propuesta. El último recurso fue solicitar apoyo a los líderes musulmanes de Borneo. En octubre de 1588, Magat Salamat viajó por mar hacia el sur, hasta la isla de Calamianes, para obtener el apoyo de los sultanes que mantenían su religión musulmana. El error más grave fue confiar en un hombre llamado Antonio Surabao, quien los denunció ante el encomendero español de ese lugar, Pedro Sarmiento. Los mensajeros fueron aprendidos y llevados a las autoridades.
Veinticinco principales fueron juzgados y condenados con diferentes castigos. Los líderes, Agustín Legazpi y Martin Panga fueron decapitados. Sus cabezas fueron exhibidas en Manila. Otros jefes fueron ejecutados: Magat Salamat, Gerónimo Bassi, Amaghicon, jefe del pueblo de Navotas; Taes, jefe de Bulacan y el japonés Joan Gayo.
Diversas fuentes hablan de un grupo de cinco datus filipinos, que fueron remitidos al exilio en la Nueva España; ellos serían los primeros prisioneros políticos filipinos en suelo mexicano (2).
- Pedro Baliguit, Jefe de Pandoan (o Pandacan)
- Felipe Salonga, Jefe de Polo
- Pitongatang, Jefe de Tondo
- Calao, jefe de Tondo
- Agustín Manuguit, de Tondo
No fue este un asunto menor o una curiosidad histórica, sino que marca un punto de convergencia en la historia de dos pueblos sometidos por la corona española, insensible ante las quejas de sus vasallos. Con la muerte de sus líderes, la posibilidad de resistencia de los pueblos de las islas se diluyó largamente.
¿Qué habrá sido de aquellos exiliados en la Nueva España?
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(1) O.D Corpuz. The roots of the Filipino Nation. Philippine Centennial (1898 - 1998) Edition. Manila, Philippines. Pp. 114- 118.
(2) Fr. José María Luengo. A History of the Manila - Acapulco Slave Trade (1565 - 1815). Mater Dei Publications. Tubigon, Bohol, Philippines. Primera edición, mayo de 1996.
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