Varios siglos antes de la llegada de los europeos a la región del sudeste de Asia, en el siglo XV y XVI, las prácticas comerciales en los mares asiáticos reunían varias características que permitían la coexistencia de los viajeros, independientemente de su bagaje cultural y religioso. A esta red comercial y cultural se le ha denominado diáspora comercial, porque es la diseminación de pequeñas poblaciones de comerciantes en tierras lejanas que paulatinamente se fueron asentando, formando villas cerca de las ciudades donde intercambiaban productos y, más importante aún, aprendiendo las formas de vida local, el idioma y las costumbres, lo que les permitía ser más eficientes en su negociación.
Estas comunidades comerciales llegaron a ser muy poderosas debido a su capacidad para acomodarse a la variedad de ambientes en que operaban, desde África al medio Oriente, la India y China, recorriendo el archipiélago malayo. Un rasgo muy importante es que mantenían un bajo perfil político, de respeto a las culturas locales y sin ejercer el recurso militar. De esta forma, su presencia era ampliamente tolerada por los jerarcas políticos y religiosos de la más diversa variedad: judíos, jainos, persas, musulmanes dispersos y activos en todos los territorios. Cristianos no católicos como los etíopes, armenios y nestorianos de la India. Todos ellos comerciantes sin rasgos militares.
Se puede hablar de redes comerciales, que no pretendía ejercer el monopolio del comercio, sino beneficiarse de su contacto en los lugares de producción de especies, textiles, orfebrería, para llevarla a sus lugares de origen.
Toleradas y en ocasiones estimuladas por los gobiernos chino, indio o árabe, tenían la peculiaridad de mantener una convivencia "ecuménica" en los lugares donde operaban. Con el pago de tributos a los gobiernos locales y el respeto al órden del lugar estas comunidades de extranjeros tenían la posibilidad de asentarse y convivir/comerciar. También recibían cierta protección frente a los piratas que merodeaban los mares de Ormuz, India y la Sonda.
Este orden fue interrumpido por la presencia europea a partir del siglo XV.
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Philip D. Curtin. Cross-cultural trade in World History. Cambridge Universiy Press, NY. 1984.
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