Pigafetta relata que en la tarde del 13 de noviembre de 1521, llegó ante los españoles en Tidore el portugués Pedro Alfonso de Lorosa.
Lorosa vino a bordo del navío en una piragua. Supimos qe el rey (de Tidore) le envió a buscar para advertirle que, aunque él fuese de Tarenate, debía guardarse mucho de mentir en las respuestas a nuestras preguntas. Efectivamente, cuando vino nos dio todas las noticias que podían interesarnos.
Dijo que estaba en la Indias hacía diesciséis años, diez de los cuales los pasó en las islas Malucco, adonde llegó con los primeros portugueses, que verdaderamente se habían establecido allí desde diez años antes; mas que guardaron el más profundo silencio sobre el descubrimiento de las islas; añadió que hacía once meses y medio un gran navío vino de Malaca a las islas Malucco para cargar clavo de especia e hizo su cargamento, pero que el mal tiempo les retuvo algunos meses en Bandán.
Procedía el navío de Europa, y el capitán portugués, que se llamaba Tristán de Menezes, dijo a Lorosa que la noticia más importante por entonces era que una escuadra de cinco navíos, al mando de Fernando Magallanes, había partido de Sevilla para ir descubriendo las Malucco en nombre del rey de España; y que el rey de Portugal, tanto más disgustado de la expedición, cuanto que aquél era uno de sus súbditos que buscaba su daño, envío navíos al cabo de Buena Esperanza y al cabo de Santa María, en el país de los caníbales para interceptarle el paso en el mar de las Indias; pero que no le habían encontrado.
Supo en seguida que pasó por otro mar y que iba a las islas Malucco por el Oeste, y ordenó a D.
Diego López de Sichera (Sequeira), su capitán en jefe en las Indias, que enviase seis navíos de guerra a Malucco contra Magallanes; mas que a Sichera llegó la nueva de que en este tiempo los turcos preparaban una flota contra Malaca, y se vió obligado a mandar sesenta barcos de guerra al estrecho de la Meca (el Golfo de Adén), en la tierra de Judá, los cuales encontraron las galeras turcas encalladas a la orilla del mar, cerca de la bella y fuerte ciudad de Adem, y las quemaron todas.
Esta expedición impidió al capitán general portugués hacer lo que le habían encargado contra nosotros; mas poco después envió a nuestro encuentro un galeón a dos mandos de bombardas, mandado por el capitán Francisco Faría, portugués; no llegó el galeón a las islas Malucco, porque, ya por los arrecifes que hay cerca de Malaca, ya por las corrientes y vientos contrarios que encontró, tuvo que volver al puerto de donde había salido.
Lorosa añadió que, pocos días antes, una carabela con dos juncos había venido a las islas Malucco para obtener noticias sobre nosotros; los juncos esperaron en Bachián para cargar clavos de especia, llevando a bordo siete portugueses, los que, a pesar de las amonestaciones del rey, no quisieron respetar ni a las mujeres de los indígenas ni a las del mismo rey, y fueron todos asesinados. Al saber esta noticia el capitán de la carabela juzgó oportuno partir a toda prisa y volverse a Malaca, abandonando en Bachián los dos juncos con cuatrocientos bahars de clavos y mercancía bastantes para cambiarlas por otros ciento.
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Antonio Pigafetta, op.cit. p 234-235.
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