Carlos V fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano justo antes de la partida de Magallanes, y durante gran parte del viaje estuvo empeñado en una lucha victoriosa por afirmar su discutida autoridad en la misma España. El regreso de Elcano se produjo en el momento psicológico adecuado; se abrieron al imperio nuevos horizontes, y en los últimos cuatro meses de 1522 fueron promulgados treinta y tres «privilegios» para los súbditos españoles dispuestos a financiar un viaje a las Molucas.
Pero las cosas quedaron en compás de espera (...) y no fue hasta finales de julio de 1525 que siete barcos, bajo el mando de García Jofre de Loaysa, con Elcano como la elección obvia para el puesto de piloto jefe, se hicieron a la mar desde La Coruña, donde se estableció una (efímera) Casa de Contratación para las islas de las Especias.
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OK Spate, The Spanish Lake, p. 140.
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