Cortés mando dos barcos que zarparon del puerto de Acapulco rumbo al Perú: el Trinidad, al mando de Fernando de Alvarado, y el Santiago, capitaneado por Hernando de Grijalva. El primero retornó muy pronto a México y se cree que dio vista a las islas de los Galápagos.
Grijalva, en cambio, aceptó gustoso el encargo que Pizarro le dio, y en abril de 1537 salió del puerto peruano de Paita con su barco el Santiago rumbo al Oeste. Después de un recorrido de más de 2,700 millas, siguiendo siempre la línea equinoccial, llegó la expedición a una isla que se supone sea hoy la llamada Christmas, en el 2°N. y 158° O. Continuando al poniente, pasaron por otra isla, que llamaron los Pescadores, mil millas más al Oeste, que se identifica como una de las islas Gilbert.
El capitán decidió seguir adelante, siempre hacia el Poniente, pero la tripulación, hambrienta y desalentada por la poca importancia de los descubrimientos, y con el navío en muy malas condiciones, se amotinó y dio muerte a si capitán. Sin embargo, el barco continuó con el mismo rumbo que había traído desde la salida y llegó a una isla de la Nueva Guinea, donde todos los marineros fueron capturados por los nativos.
Dos años después el gobernador portugués de las islas Molucas, Antonio de Galvao, rescató siete de los supervivientes, según refiere él mismo en su Tratado dos Descobrimentos.
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Carlos Prieto, op.cit., pp.75-76.
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