A lo largo de siglos, la adormecida Europa medieval mantuvo una percepción limitada de China; limitada y a la vez maravillada. A ella contribuyó, rompiendo moldes, el propio Marco Polo que sembró en el imaginario colectivo europeo la semilla de la curiosidad hacia el Oriente. Su fuerza provenía de una experiencia propia vivida durante años en el imperio chino, pero que fue tomado en un principio como un recuento plagado de falsedades. El libro de Marco Polo fue conocido en su época como el Millón,,, de mentiras. Viajeros europeos en Asia, desde el siglo XII al XVI, completaron el cuadro con sus propios relatos fragmentados, verdaderas postales, que tenían como propósito reforzar sus pre conceptos religiosos de superioridad cultural europea frente a Oriente.
Otra vertiente, apuntada por el historiado catalán Manel Ollé, es que gran parte de las descripciones de China y Oriente en general, eran resultado de ¨un proceso de interacción marcado por la restricción de ámbitos sociales e institucionales¨. Aquellos viajeros realizaban un ¨inventario limitado a las zonas visitadas, (por) períodos de contacto limitados, así como por (su) incapacidad de compresión completa de los códigos comunicativos y culturales¨.
En algunos casos encontraremos datos que no provienen directamente de la observación inmediata en la región marítima del sur (de China) sino que fueron captados por los ibéricos del siglo XVI en sus ciudades de avanzada colonial (Macao-Cebú-Manila). Se trata sin embargo de testimonios en ocasiones confusos y casi siempre limitados y parciales.
Un gran cambio se suscitó con la presencia más permanente de los misioneros, sobre todo jesuitas, que abrió una nueva época de comprensión.
En el momento en el que los padres jesuitas Matteo Ricci y Michele Ruggieri acceden, a través del conocimiento de la lengua china, a la lectura de los registros históricos, institucionales, filosóficos etc. se abren las puertas a un nuevo paradigma de PERCEPCION que dará sus frutos durante las primeras décadas del siglo XVII (...y que) representa un cambio cualitativo. A pesar de todo, no deja de incorporar profusamente datos provenientes de la imagen ibérica del siglo XVI y, en cuanto a difusión, no eclipsa el impacto intelectual de la obra de Juan González de Mendoza, que gozará aún durante el siglo XVII -aunque ya no en el siglo XVIII- de una amplia repercusión a partir de nuevas reediciones y traducciones a diferentes lenguas.
¨China fue durante las primeras décadas de presencia española en Filipinas un objeto de deseo misional, imperial y comercial¨ apunta el historiador.
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Manel Ollé, Comunidades mercantiles en conflicto en los estrechos de Taiwán (1624-1684), Revista de Historia Económica (second series) pp. 271-297, Universidad Carlos III de Madrid, 2005.
2 comentarios:
Les puede interesar, visitento.
http://unesdoc.unesco.org/images/0018/001845/184523s.pdf
Muchas gracias por la nota. El año pasado la celebración en Manila fue muy exitosa. Dimos cuenta de ello en este blog.
http://lanaova.blogspot.com/2010/10/dia-del-galeon.html
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