En enero de 1580 murió el último rey de la Casa de Aviz, Joao I, que gobernaba Portugal. En consecuencia, Felipe II de España se coronó rey de los lusitanos. En abril de 1581 juró ante las Cortes reunidas en la Villa de Tomar, con el nombre de Felipe I de Portugal, prometiendo respeto a la monarquía y gobernar separadamente a España, así como respetar los derechos de todos los lusitanos tanto en su reino como en sus dominios ultramarinos. En suma, los privilegios que había otorgado el Papa a cada una de las monarquías de la península se conservaría inalterado.
"La unión dinástica de las coronas de Castilla y Portugal el año 1581 significó un giro significativo en las aspiraciones de los castellanos de Filipinas. El impacto inmediato de esta noticia avivó las expectativas de dominio imperial especialmente en las áreas de contacto y frontera imperial lusocastellana, como era el caso de Asia Oriental. Se dibujaba en el horizonte el espejismo de una monarqua universal en la cual el breve intervalo que se abría entre Manila y Macao significaba el punto de encuentro entre las expansiones ibéricas hacia oriente y occidente."
La consecuencia de esta nueva situación en el sudeste de Asia fue muy delicada, pues los españoles ambicionaban contar con un enclave comercial como el de Macao, en la provincia de Guandong. Los comerciantes chinos que llegaban a Manila provenían primordialmente de Fujián, pero los españoles no veían una perspectiva clara para adentrarse en ese comercio.
Esta peculiar circunstancia, de enfrentamiento entre los poderes lusitano y español, fue el marco en que se desarrollaron los eventos de Nagasaki y de las primeras incursiones franciscanas en Japón. Como veremos más adelante el asunto se complicó con la presencia jesuita en ese reino, amparados por el padroado portugués.
Manuel Ollé percibe aquel momento de esta forma:
(...) el proceso de proyección de Filipinas en el imperio chino se abre (...) en 1575 con la primera embajada a la provincia china de Fujian de Martín de Rada, Jerónimo Martín, Pedro Sarmiento y Miguel de Loarca y se cierra con la negativa de la corte a llevar adelante los planes de conquista de China presentados por Alonso Sánchez. p. 131
El investigador señala que "en el intervalo de este período es posible distinguir un ciclo marcado por la llegada a Asia Oriental de la noticia del acceso de Felipe II a la corona portuguesa y marcado asimismo por la llegada a Filipinas del jesuita Alonso Sánchez y del primer obispo de Filipinas Domingo Salazar, este ciclo que se abre en Manila 1581 y se cierra en España entre 1593 y 1594 con la muerte de los citados protagonistas".
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Eva Alexandra Uchmany. Los contactos entre la Nueva España y el Subcontinente Indio durante la época colonial, en México-India: Similitudes y encuentros a través de la historia. ISPAT-FCE, México 1998, pp. 70-103.
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