Me es grato informar de dos iniciativas diplomáticas recientes de gran trascendencia en la promoción cultural de México en Asia Pacífico:
Deseo a los lectores felices fiestas y todo lo mejor en 2026. La Nao seguirá navegando.
Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.
Me es grato informar de dos iniciativas diplomáticas recientes de gran trascendencia en la promoción cultural de México en Asia Pacífico:
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Influencia de las culturas del Sudeste Asiático en las zonas de llegada del Galeón de Manila, principalmente las costas de Guerrero.
"el momento en que los “chinos” llegaron a la región fue tardío, en comparación con los españoles y esclavos de origen africano y para entonces, de modo generalizado, la gastronomía novohispana ya era una mezcla de la dieta indígena y la española."
Muy interesante y poco conocido fuera de las costas del Pacífico mexicano, es un platillo popular de la cocina filipina conocido como el Guinatán (o Guinataan), a base de leche de coco (gata en tagalog).
En México, el guinatán se cocina con pescado seco, leche de coco, ajo, cebolla, chile guajillo y epazote. Se sirve con arroz cocido.
Morisqueta o Linogao
Otro platillo de origen filipino es el Linogao, que es arroz cocido, servido con caldo de jitomate y frijoles de la olla. En mi familia, que es de Michoacán, se le llamaba Morisqueta y se servía con carnero en salsa de jitomate. Sigo pensando que el nombre hace referencia remota a la comida de los moriscos. Otras personas conocen este platillo como Zambaripao.
Para el postre, se cocina el Biko Bigas, nombre filipino de un cocido de arroz glutinoso, leche de coco y azúcar morena.
"Paulina Machuca menciona que, gracias a la similitud ecológica entre ambas regiones, al menos diez plantas provenientes del Sudeste asiático se preservan en las costas del Pacífico mexicano. Entre otras, tenemos el cocotero, la cañafístula, el arroz, el tamarindo, el almendro y el plátano, tan solo por mencionar las más representativas."
Pero frutos como los limones llegarían por la vía del Atlántico desde el segundo viaje de Cristóbal Colón en 1493. Asimismo, las cañas habrían sido introducidas por Francisco Cortés en la región de Zapotitlán desde 1522 lo mismo que los plátanos tal como lo haría don Vasco de Quiroga desde mediados del siglo xvi, en el Obispado de Michoacán. Ya desde la década de 1580 esta fruta fue registrada como parte del entorno natural en Citlaltomahua y Anecuilco, en las cercanías de Acapulco, cultivándose junto con naranjos, limas, plátanos y cañas de azúcar. A su paso por el puerto en 1615, el pirata inglés Joris van Spilbergen y su flota habrían recibido “limones y otros bastimentos”. Mientras que hacia la década de 1630 en la fábrica de la iglesia de Zacatula se registraron plátanos y cocos.
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Maricruz Piza. "Intercambios culturales transpacíficos: gastronomía del Sudeste asiático en la Costa Grande de Guerrero", en Sincronías Barrocas, Agentes, textos y objetos entre Iberoamérica, Asia y Europa. Kristyl Obispado, Daniel Orizaga Doguim (editores). Sevilla: Endars, Universidad Pablo Olavide, Roma TrE Press. 2024
Doy noticia de un nuevo libro que en español podría titularse: "Conociendo un Imperio. Diálogo entre los mundos chino y español en la edad moderna." El volumen fue coordinado por dos historiadoras, Mackensie Cooley y Wu Huiyi, y es producto de un seminario realizado en el Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia, en Berlín, noviembre de 2019.
https://www.mpiwg-berlin.mpg.de/resources/publications/books/knowing-empire-early-modern-chinese-and-spanish-worlds-dialogue?fbclid=IwY2xjawODSjJleHRuA2FlbQIxMABicmlkETFVNzdEdlgyWmdWRjVscjdyc3J0YwZhcHBfaWQQMjIyMDM5MTc4ODIwMDg5MgABHo4jY_xFNf2UQswp2GKOv0OC6uu5GYr3eBPemKrCVvX4eQEbp3KLrayZ467U_aem_tscSDjj1TWPjSAxiDfGGww
Agradezco a Bobby Cuaton Orillaneda del Museo Nacional de Filipinas por la información y por las fotografías.
El Estrecho de San Bernardino es propiamente dicho un laberinto de islas, o así era visto -y temido- por los navegantes europeos y americanos que llegaban y salían de Filipinas. Es uno de los lugares donde por siglos se registraron múltiples accidentes, varios mortales.
El Embocadero, como se le conocía, está flanqueado por la isla de Luzón, que extiende hacia el sur un extraño brazo o península de Bicol, frente a la isla de Samar. Ahí, entre esas dos costas se encuentra la Isla Capul, donde arribaban los barcos procedentes del mar abierto tras largo viaje.
Se dice que Capul es una abreviación de Acapulco. Se non é vero, é ben trovato (si no es verdad, es un acierto)
Capul es un municipio insular en la provincia de Samar del Norte. Se localiza en 12.25N, 124.11E, en el extremo sudoeste del Embocadero. La historia local está ligada a las primeras expediciones y por ahí salió Andrés de Urdaneta buscando el regreso del galeón hacia el continente americano. Se dirigió hacia el norte, terco que era, hasta alcanzar la corriente Kuro Shio, o río negro, que recorre el sur de Japón y se remonta hacia el norte del Pacífico, para finalmente bajar a la altura de California.
En la isla de Capul se habla Inabaknon, un idioma relacionado con poblaciones del suroeste del archipiélago. El lugar es testigo de miles de viajeros del galeón que habrán rezado sin cesar por el bien del viaje o por agradecimiento al haber llegado. En 1595 se construyó una iglesia que es testimonio de esas aflicciones.
Isla de Capul en el Estrecho de San Bernardino
Se puede acceder a la isla por barco desde el puerto de San Isidro. Como el resto del Sudeste de Asia, el ritmo de la vida está gobernado por los monsones: el del noreste y el del suroeste. Los españoles les llamaban brisas y vendavales, mientras los filipinos siguieron nombrándolos como siempre amigan y habagat.
En la documentación de archivo es común observar la urgencia que tenían los dueños de los barcos por salir a tiempo y encontrar los vientos propicios para salir al Océano Pacífico. Por eso es común encontrar las quejas contra malos navegantes que no podían llegar a tiempo, antes del monsón.
El Museo Nacional de Filipinas ha iniciado un proyecto de rescate arqueológico marino alrededor de la isla de Capul para encontrar restos de los galeones y profundizar en el estudio de las rutinas de navegación y de los patrones de consumo en diferentes épocas.
Bobby C. Orillaneda, Maritime Trade in the Philippines During the 15th Century CE, Moussons, No. 27, 2016. https://journals.openedition.org/moussons/3529?lang=en
Efren B. Isorena, Maritime Disasters in Spanish Philippines: The Manila-Acapulco Galleons, 1565-1615, IJAPS, Vol. 11, No. 1, 53-83, 2015
El primer grupo de jesuítas llegó a la Nueva España en 1572. Había pasado ya medio siglo desde la invasión del México indígena, comandada por Hernán Cortés en 1521. La Compañía de Jesús había sido fundada en 1540 por Ignacio de Loyola, por lo que la llegada de esta orden religiosa a América fue mucho más tarde que las demás congregaciones. Pocos años después, a petición de las autoridades castellanas en Filipinas, también enviaron misioneros hasta Manila.
En la búsqueda de las residencias de los misioneros que se dirigían hacia Filipinas, ha sido un poco más difícil determinar un lugar específico en la Ciudad de México, por lo que es muy posible que los religiosos procedentes de Europa se alojaran en los colegios fundados muy pronto por los primeros enviados. Cabe señalar que tanto la corona española como los virreyes otorgaron el apoyo necesario para el asentamiento de estos viajeros promotores del catolicismo. "Pronto contaron con patrocinadores que les proveyeron de solares, materiales para la construcción de sus casas y donativos con los que sustentar escuelas y templos", escribe Pilar Gonzalbo Aizpuru. "Finalizado el siglo XVI, con menos de 30 años de actividad", habían establecido once colegios, contaban con seis escuelas primeras letras y ocho cursos de humanidades.
Foto de la Universidad Iberoamericana.
Antes de ir a Filipinas, los jesuitas que viajaban desde Europa a Asia utilizaban el hoy desaparecido Hospicio de San Francisco de Borja en la Ciudad de México como lugar de descanso y apoyo para su largo viaje. Según entiendo, la propiedad campestre (una hacienda del mismo nombre) era cercana "a una legua" al sur de la ciudad, y se encontraba ubicada en lo que ahora se conoce como colonia del Valle. Hay referencias al río de la Piedad.
En el siglo XVI, los jesuitas ya estaban establecidos en varios puntos de la Nueva España (México) y se expandieron a Filipinas, donde llegaron por primera vez en 1581. En la Nueva España, los jesuitas fundaron colegios y establecieron misiones pastorales en ciudades como Pátzcuaro, Oaxaca, Puebla, Valladolid (Morelia) y Guadalajara, además de su sede en la Ciudad de México.
Basta ver los ejemplos de colegios monumentales como el de San Ildefonso en la capital mexicana, el Palacio de Clavijero en Morelia o el de la Compañía, en Puebla. La primera hornada de jesuitas viajó a Filipinas en 1582, en el galeón San Martín, apoyados por la corona, que destinó 1,500 pesos para sus gastos.
Pilar Gonzalbo Aizpuru. La Educación Jesuíta en la Nueva España.
Revista Artes de México, número 58, año 2001, pp. 50-57.
H. de la Costa, S.J. The Jesuits in the Philippines, 1581-1768.
Manila: Ateneo de Manila University Press, 2014.
Francisco Javier Alegre. Historia de la Compañía de Jesús en Nueva España.
México, 1841.
En días recientes, agosto de 2025, fue recuperada en Estados Unidos una carta de Hernán Cortés que había sido robada en los años 80 o 90 del Archivo General de la Nación en México . La colaboración de una unidad especializada en el combate al robo del arte permitió seguir los pasos a los posibles ladrones oa sus compradores, que pretendían poner en subasta la pieza.
Claro que es importante recuperar esta parte del patrimonio cultural de México, porque contribuye al conocimiento de los historiadores acerca de los preparativos de la expedición comandada por Álvaro de Saavedra y Cerón.
"De los pesos de oro que son a tu cargo, dad a Melchor López y a Alonso Boedo 60 pesos de oro común, que se les dan por su socorro para ayudar de sus gastos de la armada que yo hago al descubrimiento de la especiería. Y tomad la carta de pago, con la cual y con esta, vos. serán tomados en cuenta".
Está firmada por Cortés el 20 de febrero de 1527.
En varias entradas de este blog he hecho referencia al esfuerzo que invirtió Cortés para lograr que la expedición hacia el Poniente saliera de México. Escribió a la corona, recibió apoyo y la autorización para que el viaje fuera comandado por gente de sus confianzas, ni más ni menos que su primo Álvaro de Saavedra Cerón.
La expedición partió el 31 de octubre de 1527, del puerto de Zihuatanejo, con dos naves, la Florida y la Santiago , y el bergantín Espíritu Santo, con un total de 110 hombres.
Saavedra llevaba diversas cartas firmadas por Hernán Cortés para Sebastián Caboto , para el rey de Tidore, agradeciéndole las atenciones que había tenido para Juan Sebastián Elcano. También llevaba instrucciones sobre los propósitos de la expedición: conocer el desfile de las expediciones de Loaisa y Caboto, y de ser posible prestarles auxilio; averiguar la suerte de Gonzalo Gómez de Espinosa y la nao Trinidad ; descubrir islas y tierras a lo largo del viaje, sin detenerse en ellas y procurar a su regreso traer algunos ejemplares de las plantas productoras de las especias, así como indicaciones sobre las formas de su cultivo para tratar de adaptarlas en España.
Cortés estaba preparado respecto a los retos de esta expedición y escribía para relacionarse con todos los monarcas de las especies. Aquí una carta al Rey de Cebú .
Una lista de expediciones a las especies en el siglo XVI, razones y eventos:
La conquista del Mar del Sur
https://lanaova.blogspot.com/2019/10/miguel-leon-portilla-y-el-mar-del-sur.html
Expediciones 1
https://lanaova.blogspot.com/2009/10/el-mundo-en-una-nuez-1.html
Expediciones 2
https://lanaova.blogspot.com/2009/10/el-mundo-en-una-nuez-2.html
Me voy a referir a un libro publicado hace dos décadas, pero que sigue ofreciendo una oportunidad para reflexionar sobre el gran encuentro cultural de los misioneros católicos jesuitas en un período de gran convulsión en Japón en la segunda mitad del siglo XVI. En este blog publiqué varias entradas sobre este tema fascinante, pero en esta ocasión me detengo en el instrumental analítico del antropólogo aragonés Carmelo Lisón Tolosana (1929-2020).
Disponible en internet Archivo 👇👇👇
"Capaz observador del Otro y hábil lingúista, estudia japonés con Angiro durante el viaje lo que le convierte, después de cierto tiempo y mucha práctica, en excelente intérprete de la misión. A él se deben la primera gramática japonesa y el primer vocabulario que, desgraciadamente, se han perdido. "
2. El padre Cosme Torres "ve la vida desde una ventana menos mística, más realista, en su trabajosa variedad; tiene antenas para captar las sinuosidades de los sucesos". Prefiere la discusión filosófica en un ambiente propcio, intimo, que permita continuar con la labor misionera pública.
3. "Valignano es la tercera de este retablo de figuras seleccionadas que con su enérgica personalidad marca como ninguno varias dimensiones del primer medio siglo de la cristiandad japonesa. Alma de humanista y temperamento jurídico, llega a Japón con ideas propias aunque coloreadas por estereotipos intertextuales que derivan de (Francisco) Javier y (Cosme) Torres, pero su atención enciclopédica al detalle le hace ver desde muy pronto que el estado de la misión es mucho más complejo y nada halagador. "
* * *
El libro de Carmelo Lisón Tolosana contribuye a la interpretación cultural de un momento histórico muy particular que sigue sorprendiendo. El encuentro cultural del siglo XVI ha sido intepretado de múltiples maneras, desde un nacionalismo japonés que alentó un sentimiento de superioridad nipona desde la Reforma Meiji en el siglo XIX, hasta un chovinismo católico durante el franquismo. El trabajo de Lisón Tolosana trata de escapar de esas limitantes contemporáneas y procura explicar por medio de la antropología el diálogo cultural de aquel momento, aunque solamente desde el lado jesuita. Propio de su generación, es muy proclive al exaltar la empresa misionera de Occidente, algo que se habría enriquecido con un mayor conocimiento de la filosofía que prevalece en Asia.
Seguramente habrá nuevas investigaciones propias del siglo XXI, cuando resulta tan urgente apelar al entendimiento cultural mutuo y el respeto a la diversidad cultural.
La doctora Sonia Irene Ocaña Ruíz recién publicó un nuevo libro con el inquietante título: La domesticación de Asia. El arte transpacífico en Nueva España en el siglo XVII. Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2024.
El libro es una recorrido virtual alrededor del mundo, resultado de una profunda investigación de obras artísticas asiáticas que fueron muy apreciadas en la Nueva España y que ahora se encuentran diseminadas en museos y colecciones privadas en al menos tres continentes. El período de auge de ese intercambio cultural es principalmente finales del siglo XVI a principios del siglo XVII.
La investigación de fondo muestra tantos nuevos elementos, comparaciones, aspectos técnicos de la producción de arte y del consumo global, que el lector quedará sanamente interesado en saber más. Podría llamarse también, Todo lo que Usted quería saber acerca de lacas, biombos, porcelanas y marfiles de origen asiático, pero no se atrevía a preguntar.
El concepto de domesticación es entendido por la autora como la familiarización que se produjo en la Nueva España con los bienes artísticos de origen asiático; de acceso relativamente fácil para las élites desde que se abrió el contacto regular por la vía del Pacífico. Pero en última instancia entiendo que además de la aceptación de esos objetos de origen lejano en los gustos y usos de las élites novohispanas, las piezas artísticas quizás perdieron parte de su valor semántico, adaptándolas a los valores religiosos y de lujo de las casa, los domos, de aquellos americanos. Un elemento adicional es la influencia que estos objetos tuvieron en la propia creación de arte en la Nueva España, con lo que apareció una variedad de piezas novohispanas que terminaron siendo exportadas a Europa.
El arte asiático en las casas y en las mentes novohispanas
Estructura del libro:
1. LAS LACAS.
1.1. Las lacas japonesas en Nueva España
1.2. Las lacas chinas
1.3. Los enconchados: de las lacas namban a la pintura virreinal
2. LOS BIOMBOS ASIÁTICOS
2.1. Los biombos japoneses
2.2. Las huellas japonesas en los biombos de Macao y Nueva España
2.3. Los biombos de laca china
2.4. Los biombos japoneses de laca de Fausto Cruzat
3. LA PORCELANA .
3.1. La loza de China
3.2. La porcelana japonesa
3.3. La impronta de la porcelana china en la loza novohispana
4. LAS ESCULTURAS CRISTIANAS DE MARFIL
4.1. Las esculturas de marfil en el ámbito civil .
4.2. El ámbito eclesiástico.
En la Introducción, la Dra Ocaña señala:
"Los objetos asiáticos que circularon en Nueva España a lo largo del siglo XVII fueron más numerosos y variados de lo que suele creerse. Esta afirmación halla fundamento en la revisión de cientos de inventarios de bienes correspondientes a ajuares domésticos. Es bien sabido que buena parte del volumen del tráfico comercial entre Manila y Acapulco se dio de manera extraoficial, a través del contrabando. Tanto la laca como los biombos y los marfiles circularon profusamente en los ajuares domésticos, pese a que su presencia en los libros de sobordo fue bastante discreta. Si bien cada fenómeno posee sus propias particularidades, la extensa circulación de obras de calidades distintas perfila una problemática que se extiende más allá de la idea de lujo."
La ventaja del estudio de archivos es que, en ausencia de una parte importante de los objetos, que han desaparecido a lo largo de los siglos, se tiene testimonio de la posesión en manos de personas que los enlistaron en sus propiedades. Adicionalmente, debido a que parte de los bienes llegaron probablemente sin una clara regulación o por contrabando, la perspectiva documental ofrece una mejor identificación de la cantidad de objetos.
"El contacto directo y cotidiano tanto con Asia como con España dio a Nueva España una posición sui géneris, que se reflejó en su producción artística. Entre principios del siglo XVI y finales del siglo XVII, la pintura novohispana desarrolló una notable diversidad de técnicas, soportes y materiales, que dio lugar a obras tan novedosas como la plumaria, las antas pintadas (pilastras), los biombos y los enconchados. Las dos primeras partieron de conocimientos prehispánicos transformados a instancias de los evangelizadores y de los conquistadores, mientras que los biombos y los enconchados surgieron a partir del diálogo tanto con el arte europeo como con el asiático, una vez establecido el comercio del galeón de Manila. Si bien desde finales del siglo XVI el éxito del arte chino y japonés inspiró distintas producciones artísticas en Asia, Europa y América, los biombos y los enconchados virreinales poseen características fácilmente distinguibles de otros objetos de inspiración asiática."
El primer capítulo ofrece una panorámica de las lacas japonesas cuya producción recibió diversas influencias asiáticas, de China y del Sudeste asiático, por lo que fue un arte nuevo en el período Momoyama (1568-1603). Pero también fue un arte que influyó y fue exportado hacia sus vecinos. El hecho es que cruzó el Pacífico y tuvo un impacto importante entre las élites novohispanas. Por la vía portuguesa también llegó a Europa, pero en principio tuvo un reflejo distinto en aquellas latitudes. Una de las repercusiones más interesantes de aquellas lacas oscuras y brillantes fueron los enconchados novohispanos. "Enconchados, entre lacas namban y pinturas novohispanas. El empleo conjunto de pintura e incrustaciones de concha nácar fue una novedad desarrollada en la Nueva España."
Enconchado mexicano con Isidro Labrador, alrededor de 1622,
Museo de América, Madrid
El estudio ofrece una panorámica muy interesante y detallada de la influencia asiática, en la que se conjuga el intercambio en el Pacífico entre Manila y Acapulco, pero también los cambios que se fueron dando en diversas latitudes por ese encuentro cultural. El caso de Japón es muy importante porque se ubica, en la transición del siglo XVI al XVII, en un proceso político y cultural que sentó las bases del largo shogunato (casi coincidente con el periodo virreinal de la Nueva España y Perú). El arte japonés influyó en Asia y en América, se adaptó al consumo extranjero, arte Nanban, y a algunos de sus requerimientos religiosos. Pero todo concluyó con el cierre de las fronteras de Japón en la tercera década del XVII. Sin embargo, continuó la influencia indirecta, a veces por la puerta que dominaban los holandeses desde el puerto de Nagasaki, o cuando algunos artistas japoneses migraron y continuaron produciendo en puertos asiáticos.
👉Es fascinante la historia de Juan Antonio Xapón (páginas 100 a 107) personaje aún por decifrar, quien supuestamente tenía las habilidades de un artista japonés y residió por un tiempo en México. ¿Qué tanto influyó en otros creadores novohispanos? Poco se sabe, pero hay registros y ese es el queso para los ratones de archivo que pronto encontrarán algo más.
Los biombos, que han llamado la atención a muchos estudiosos a lo largo de varias décadas, son motivo del segundo capítulo del libro.
"Los biombos japoneses se conocieron en Nueva España desde la apertura del comercio con Manila; pese a esto, las referencias documentales localizadas datan del siglo XVII. Debido a su mayor tamaño y coste, es lógico que los biombos hayan circulado en menor medida que las lacas. Aun así, entre finales del siglo XVI y finales del siglo XVII, el lugar del mundo donde estos muebles plegables fueron más populares fuera de Asia fue la Nueva España. Desde principios del siglo XVII, el gran éxito de los biombos japoneses alentó la elaboración de ejemplares novohispanos; estos últimos se hicieron en distintos ámbitos virreinales e incluso se enviaron a la península ibérica y a Perú."
Quedé intrigado cuál sería la composición pictórica de un biombo que muestra, según el hallazgo documental en este libro, "la historia de la entrada del tártaro en la china". La obra se cita en 1657 y perteneció al comerciante Juan de Soto. Este blog ha tratado este tema. El Gran Tártaro ¿Quién es Palafox?
Parece ser que los biombos fueron aceptados rápidamente en las casas novohispanas debido quizás a su belleza, versatilidad, y funcionalidad, al separar espacios en las amplias habitaciones de que aquella época. En el siglo XVII comenzó un proceso de producción local americana que imitaba las características principales de los biombos asiáticos: el fondo oscuro, los paísajes, las flores, las aves y las distintivas nubes doradas. Sin embargo, paulatinamente fueron adquiriendo la forma local al incorporar las narrativas novohispanas de eventos históricos como la Conquista y la descripción de las nuevas urbes.
En paralelo fue desapareciendo la distinción entre la influencia japonesa y china, para fundirse en los modelos orientales, incorporado al gusto de los consumidores novohispanos.
El tercer capítulo, el de las porcelanas, puede ser más complejo porque era más numeroso. De hecho, las vajillas, los adornos y otros productos asiáticos formaban parte importante de los cargamentos del Galeón de Manila ya en la última década del siglo XVI. "En la Nueva España de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII circularon muchas más piezas de porcelana que en la mayoría de las naciones europeas, incluyendo España. Si bien la porcelana china circuló globalmente, tuvo distintas particularidades dependiendo del mercado al que se dirigía."
El flujo abundante de piezas de diversas calidades tuvo un impacto en la diferenciación del lujo en el consumo novohispano. La disponibilidad de porcelana entró más de lleno en el gusto americano y casi de inmediato influyó en la producción local. Sin embargo, se reconoce que fue hasta la segunda mitad del siglo XVII cuando tuvo auge la loza producida localmente con influencia asiática.
"si bien en el siglo XVII la porcelana china circuló globalmente, su abundancia en la América virreinal propició procesos de apropiación especialmente complejos, en los que la huella de los modelos chinos podía resultar sutil, aunque rara vez se diluía del todo. Aunque en América nunca llegó a producirse porcelana, la loza poblana fina del siglo XVII, tanto la que incluyó detalles de origen chino como la que los dejó de lado, fue muy gustada en el virreinato de Nueva España y aun en Sudamérica. Así lo atestiguan los cientos de tibores, lebrillos y jarras conservados. El nutrido corpus de obras —muchas de las cuales se han incorporado en las últimas décadas a colecciones estadounidenses— permite advertir la evolución estilística, así como la coexistencia de soluciones, colores y esquemas decorativos cuya riqueza va más allá de la imitación de los modelos asiáticos.
Concluye el libro con la descripción del complejo proceso en que llegaron y se diseminaron los marfiles en la Nueva España y en Europa. Es bastante clara la intención religiosa en las imágenes en marfil, hechas por pedido en diferentes partes de Asia. Lo complicado es decifrar los orígenes y procesos de producción en manos de una variedad de artistas, aunque por lo general las piezas eran adquiridas en el famoso Parián de Manila.
"Pese a no ser idénticos a los europeos —o quizá precisamente por eso—, los marfiles hechos en el Parián por artistas chinos fueron muy apreciados en Nueva España. Debido a que en Nueva España la circulación de marfiles asiáticos de temas religiosos se prolongó desde la apertura del comercio con Asia hasta el final de la época virreinal, las obras experimentaron cierta evolución estilística. En cuanto a los temas, tanto en el siglo XVII como en el XVIII abundaron las representaciones marianas, así como las de Cristo crucificado y el Niño Jesús, a los que se sumaron diversos santos."
Fueron las órdenes religiosas existentes en Filipinas la plataforma para la distribución de estas obras de marfil, originalmente destinadas a las contrapartes en la Nueva España. Es posible observar varios ejemplos más en parroquias en España, lo que muestra la red eclesiástica que promovió la distribución de este arte. Sin embargo, también existen registro varios de piezas en manos privadas.
Me sorprendió gratamente reconocer el documento de la almoneda de los bienes del Diego Caballero Bazán, 1597, quien siendo presbítero en México también fungió como socio comercial de Diego Hernández Victoria, comerciante portugués avecindado al final del siglo XVII en Manila. Esta asociación comercial es testimonio del envío de novedosas mercancias asiáticas al mercado novohispano y hace volar la imaginación acerca de las personas que apreciaron, adquirieron y hasta ordenaron la elaboración de las porcelanas, lacas, biombos o esculturas de marfil, que llegaron algún lejano día a la Nueva España.
El libro de la doctora Ocaña es una pieza fundamental para la comprensión del enorme trasiego cultural que existió entre Asia, América y Europa a partir del siglo XVI. Debo reconocer que tuve necesidad de abrir muchos de los libros de arte a mi disposición y consultar en internet numerosas páginas de museos que afortunadamente contienen estas maravillas. La virtud del libro es que ofrece un orden conceptual y descriptivo del abundante acervo artístico de aquella época.