Un modo de vida en concordia con el medio ambiente.
La llamada hispanización de las islas Filipinas quedó en manos de los misioneros y frailes que ocuparon el territorio, fragmentado en miles de islas. Se ha calculado que en el siglo XVII el total de religiosos que habitaron el país llegaba a un máximo de 400 individuos, frente a una población cercana al medio millón de filipinos. Por ello se pensó siempre en utilizar la enorme cantidad de religiosos que sobrepoblaban los monasterios e iglesias en la Nueva España, pero debido a la desconfianza que la Corona tenía a los criollos se estableció que los misioneros con destino a Oriente fueran españoles. Tampoco era vista con buenos ojos la posibilidad de ordenar sacerdotes filipinos, de tal manera que el traslado de religiosos españoles hacia Filipinas, con su obligado paso por México, constituyó una corriente viajera de notable importancia a lo largo de los siglos.
Ante tal escasez de religiosos se intentó emplear el método de las congregaciones utilizado con éxito en México y en Perú; o lo que posteriormente, en el siglo XVII, fueron las reducciones en el Paraguay. No obstante, la diferencia sustancial radicaba en el monto de la población indígena y en su distribución geográfica en el archipiélago filipino. Para la mentalidad española, el concepto civilizatorio era precisamente el de vivir en ciudades (la polis romana), algo que vieron fructificar exitosamente en América, pero que encontró una resistencia feroz en las islas Filipinas.
Luego de un primer intento, en el siglo XVI, de emplazar a las órdenes religiosas en todo el archipiélago filipino, a través de misioneros en los más intrincados lugares, fue necesaria una reconsideración estratégica que obligó a distribuir tanto a las órdenes religiosas como al clero seglar. Agustinos y Franciscanos fueron beneficiados con un amplio territorio misionero en la zona Tagala, en Luzón, la principal isla de Filipinas tanto por superficie como en población. Le seguían los Jesuítas en esa misma zona. los Dominicos asumieron la responsabilidad de la comunidad china, cuya mayoría habitaba el Parián en Manila, así como Pangasinan, Cagayan, Pampanga e Ilocos, esta última una de las más ricas y fértiles provincias del archipiélago. Los Franciscanos se ocupaban de la provincia de Camarines, donde se habla Bikol y Cagayan. “Las islas Bisayas fueron divididas –menciona Phelan- a lo largo de líneas linguísticas y geográficas entre Agustinos y Jesuítas".
______________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario